domingo, 30 de diciembre de 2012

Fontana de Trevi

                                       
                             Cualquiera sabe que la costumbre de echar una moneda
                              a la fontana de Trevi, esta exento de fundamento, pero
                              nadie se resiste a hacerlo. Es un lugar precioso, donde
                              está día y noche lleno de turistas.

Trastevere

Famosa fachada de la Piazza di Santa Maria in trastevere. Separada del centro de Roma por el río Tiber.
Sus calles son encantadoras y mantienen una fuerte identidad local.

Roma


Otro Relato.


La mar está en calma, el sol sobre el horizonte dándole reflejos y tiñéndolo de colores.
En la distancia, veo brillar alguna cosa, que no atino a ver que es.
Parece una mujer, pero eso es imposible, está a demasiada distancia de la orilla, nadie iría tan lejos sola.
Veo como se acerca rápida a mí, que extraño, no me explico que puede ser.
Algo en mi, hace que me adentre en el mar, en su busca…..¡¡
De donde habrá salido, no me puedo creer que sea algo real, pero sé que estoy despierto, de eso estoy casi seguro. Aunque no recuerdo como vine a parar a la orilla del mar.
Ella me esta llamando con bellas melodías, yo sigo nadando a su encuentro. Voy desnudo ¿Desnudo? Y eso…que extraño. Es una bella mujer, de larga cabellera sedosa y rubia como el oro.
Cuando  estoy cerca, me paro en seco, algo he visto que no entiendo, está nadando, sin mover siquiera los brazos, los mantiene a la altura del pecho desnudo.
Con el sol posándose, tengo poca visibilidad, y tengo que acercarme más a ella para poder verla.
Es fantástica ¡¡ su cuerpo, la parte que emerge del agua es igual a una mujer, pero el resto que mantiene dentro del mar, está cubierto de escamas, escamas plateadas  y brillantes, que se dejan ver al acercarme a ella.
Su cuerpo desprende mil brillos a mis ojos, la veo maravillosa, no sé que hacer, intento hablarle, pero no responde a mis preguntas, solo canta y me eclipsa los oídos con su incomparable voz. Va alejándose a medida que me acerco, como si tuviera miedo.
No deja que me acerque, como me gustaría poder tocarla, acariciarle la espalda hasta llegar a su perfecta cola, es una muchacha joven, de cara risueña. No sabría decir su edad, pero es bella, muy bella, perfecta, la ninfa de mar  que  jamás se haya visto.
Su voz me transforma, ahora sí estoy a su lado, ¿dónde me llevara? me coge de la mano, quiere que la siga, me sumerge en el agua, me lleva hacia las rocas.
Intento tocarla, pero solo deja que la roce tímidamente, me gustaría besar esos labios carnosos, de sonrisa lasciva.
Me mira provocándome, y mi cuerpo, nota toda la sensualidad que contiene esa mirada, dando muestras de creciente excitación.
Sus manos son delicadas, pero me agarra fuertemente la mano, al llegar a las rocas, se desliza en ella suavemente y se queda sentada, colgándole la cola escamada de pez en el aire.
Finalmente creo que me va a dar la oportunidad de besarla, al menos eso parece, extiendo la mano, y la pongo al lado de su cara, juntos mis labios con los suyos, ummmm…que sensación más placentera siento.
¿Quién dijo que las sirenas no existían? Si yo tengo una en mis brazos, acariciándola, mirándola, disfrutándola.

Ringgg Ringgg ….! La alarma del despertador.¡
De un salto me incorporo en la cama, noooooo, estaba soñando, todo fue un dulce sueño. Y precisamente ahora que la tenía en mis brazos, que fustración.
(Hay espejismos que parecen realidad, pero todo se debe a una ilusión óptica.)

Lola_Louise


viernes, 21 de diciembre de 2012

Unos párrafos de algo que escribí.

Los amigos no se buscan, salen a tu encuentro.
La amistad, ni se compra ni se vende...
La cantidad no importa, lo que importa es tenerlos.
Los buenos momentos los recuerdas, los malos que más da.
Disfrutar de ellos te hace rico, rico en vivencias y afectos....

Felices Fiestas
Lola

domingo, 16 de diciembre de 2012

El Amanecer


Eran las tres de la madrugada y yo sin dormir, había tenido un día muy movido y ahora pagaba las consecuencias, me decidí a enchufar el ordenador por si tenía algún correo que me hiciera pasar el rato, no tenía nada divertido, muchos de “si mandas esto a diez amigos veras cambiar tu suerte”. Como si eso fuera posible tan fácilmente, ¿quien se creerá estas cosas?
Pero mira, esto esta bien, había uno de alguien a quien hacia tiempo deseaba ver, me sentí bien después de leerlo, sentía algo especial por esa persona y me alegre de saber de él, era escueto en el mensaje, pero supe que le irían bien las cosas solo por el modo que lo decía, sonreí pensando en los pocos ratitos que habíamos compartido, pero bien aprovechados.
Seguí mirando correos sin mucho interés, mi pensamiento seguía en esa persona, me dije que cuando él quisiera, se pondría en contacto conmigo otra vez.
Era preferible dejarle encontrar su camino sin molestarle, siempre he querido ser respetuosa con eso, aunque a veces soy muy impaciente lo sé.
Esperaría a recibir noticias suyas de nuevo.
Me puse a escribir, eso me gusta y me encuentro a mi misma, escribiendo soy yo y también otra persona, no se describirlo, pero es así.
Cuando me di cuenta del rato que llevaba sentada en el ordenador, me sorprendió que ya amanecía, me levante y me acerque a la ventana a mirar fuera, este día que empezaba iba a ser precioso, las ramas de los arboles se mecían con el viento, se respiraba sano, no había ruidos, solo el canto de los pajaritos anunciando la salida del sol, mi vista alcanzo a ver el rio al fondo del paisaje, haciendo surcos en las orillas y remolinos en la curva, para luego caer por una pendiente rauda hacia abajo.
Mirando el agua correr, hace que mis pensamientos se relajen e incluso, llego a quedar en blanco, sin que ningún pensamiento enturbie el momento, ese correr de agua tiene un poder de somnífero natural en mi.
Cogí una almohada y en el poyete del ventanal, me deje caer encima, con las piernas encogidas, para poder quedarme allí viendo como todos los colores de la naturaleza iban cobrando vida, el reflejo del sol hacía que brillara en el agua y el verde de los arboles fuera más intenso.
Finalmente me quede dormida, encogida, hecha un ovillo, pensando en lo bueno que nos reporta saber que alguien ha pensado en nosotros aunque haya sido unos minutos, el sol calentando mi cuerpo a través de los cristales y soñando que tenía suerte de saber algo de mi amigo, después de tantos días.
Para ti Fede.

Lola

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Museo


Mientras miraba uno de los cuadros de la sala Rubens del Museo del Prado, note un presencia detrás mio, muy muy cerca, demasiado para ser alguien mirando el mismo cuadro, no quise volverme para no dar muestras que me había dado cuenta de que era observada y que incluso me sentía invadida en mi espacio.
Seguí con el grupo de gente, sala a sala, me había costado un buen rato de cola entrar y no quería distracciones.
Ya en el descanso, que tome mi tiempo para visitar la Cafetería me di cuenta que alguien me miraba con insistencia, pero no le di demasiada importancia, en cambio ahora empezaba a intrigarme quien era esa persona que me seguía.
La sala Rubens, dejo de procurarme placer y curiosidad, para estar pendiente de los que me rodeaban. No veía nadie conocido,  me paré en una de las cuatro columnas de la sala disimulando que buscaba algo en el bolso, poco a poco, fije mi vista en cada uno de aquellas personas, no percibí nada raro en ellos.
Me acerque al cuadro de las Tres Gracias expresamente, con la intención de volverme de golpe a los pocos minutos, así si había alguien mirándome nos cruzaríamos las miradas y advertiría de quien se trataba.
Pero nada, casi me había quedado sola en ese punto de la sala, los demás estaban ya acercándose a otro de los cuadros. Entonces yo me dirigí hacia allí, era un cuadro grande y me impacto la escena. Su nombre era “Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros”, la verdad es que no me gusto nada ese cuadro, aquellos hombrecillos con cuernos, desnudos y con patas de caballo en vez de piernas, me sobresalto aún más, ellas, todas parecían estar asustadas y con pocas posibilidades de escapatoria.
Apreté el paso hasta agruparme con el resto de visitantes, alguien me cedió el paso, al cambiar de sala, yo le mire a la cara respondiéndole con un _gracias, muy amable_ Él me sonrió, y empezó una conversación, sobre lo que  había hecho rezagarme del grupo, parecía un hombre amable e inofensivo, en todo caso ese no era quien me llevaba observando toda de la tarde, él iba acompañado de su esposa en la visita y mi nerviosismo hizo que me juntara con ellos el resto de trayecto.
Pasé más de una hora, sin señales de ser vigilada, cuando ya estaba muy cerca del fin de la visita al Museo, me despedí del matrimonio y seguí derecha a la salida, al salir había anochecido y hacía mucho frío en los jardines. Me dirigí rápida hacia el paseo de Prado, en busca de algún autobús que me llevara al centro.
Había poca gente en la calle, porque la gran mayoría de los visitantes, habían venido en autocar de alguna procedencia seguro que fuera de Madrid, a lo que solo contados visitantes salimos para ir andando. La pintura de los sátiros, seguía en mi pensamiento.
Me acerque a la parada del autobús, no había ni un alma, no me apetecía quedarme allí sola, pero no se veía ningún taxi libre. Oí que alguien se acercaba a través de los arboles y mi corazón se me acelero de miedo y me domino el pánico.
Si esa persona era quien me había seguido en el Museo ¿qué pasaría?
De golpe al salir de la oscuridad y acercarse, oí que llamaba, Ele… Ele… Elenaaa. Al oír llamarme así, tal como me llamaban en la adolescencia, mi miedo dejó paso a la curiosidad, quien era esa persona que me conocía desde esa época de mi vida…..pues nunca más me habían vuelto a llamar Ele.
Le miré, reconociendo a Roberto, un amigo del colegio, y le pregunté, si había estado en el Museo apenas unos minutos antes.
_Pues sí, me contesto, te vi pero no estaba seguro.
Yo ya más tranquila, le aconseje que la próxima vez que le pasara cosa parecida, no actuara así pues me había hecho pasar un mal rato. El pobre, le supo mal mi preocupación y  me propuso ir a tomar algo, para tranquilizarme y charlar de nuestras vidas.

“Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se deberá mostrar.”  (Francisco de Quevedo)

Lola_Louise

domingo, 9 de diciembre de 2012

Más Relatos Cortos


Gabrielle, con una copa de champagne en la mano y mucho calor, sale a la terraza, a tomar el aire y descansar de los zapatos altos que se puso esta tarde. _Mientras esté sola aquí, piensa… me los puedo quitar  un ratito.
Era un compromiso  importante venir al cóctel con Jaime, pero nadie le avisó, que además, su novio tendría un montón de trabajo atendiendo a los clientes, y la dejaría sola tanto rato.
Lleva un precioso vestido de seda azul, largo hasta los pies, la parte de arriba esta ceñida a su cuerpo y con un escote de escándalo. Los tirantes son tan finos que se le clavan en el hombro, por el peso de la larga falda, además va sin sujetador, porque el vestido no permite llevarlo, se  vería por algún lado.
_En la terraza se esta bien, corre aire y no parece que me vean desde dentro, menos mal, así podre desaparecer un ratito del evento. Lastima que no haya una silla donde poder sentarme, pero siempre puedo hacerlo en la baranda, es muy ancha y no hay peligro de caerme, estoy a un metro del suelo y además es el jardín, lleno de césped, húmedo y fresquito, deliciosamente apetecible para tumbarme en él. Me gusta ese olor que despide la hierba mojada, y todas esas pequeñas florecitas de colores que llenan los márgenes del caminito a la entrada. Este sitio es precioso…¡¡
Mientras ella contempla el jardín, desde lo alto de la baranda, no se ha percatado que alguien más ha salido y no está sola.
El joven, se queda fijamente mirándola, sonriente desde el filo de la puerta, ella, sentada con las piernas encogidas al pecho, y el vestido para que no  roce,  replegado encima de sus muslos, dejando las largas piernas a la vista del joven, tiene los brazos levantados por encima de su cabeza, jugueteando con las manos, y bailando al son de la música que algo lejana le llega a sus oídos. El joven que no la conoce de nada, esta rendido a tanta naturalidad como desprende esa mujer, pensando que si hubiera ido con él, no la habría dejado sola ni un minuto.
Sus zapatos tirados en un rincón, le hacen pensar que la chica, estaba deseando quitárselos, esta bellísima ahí subida. Parece que sabe evadirse completamente, al menos esa es la impresión que le da a él.
De repente, algo la ha hecho mirar hacia él, algún ruido que sale de dentro. _Oh,  dice Gabrielle, ¿llevas mucho aquí?
El joven se acerca a ella y se presenta, diciendo que el también esta huyendo del calor y del montón de gente que hay dentro, y ofreciéndose a traer otra copa para cada uno, si no le molesta compartir ese lugar con él.
Ella, acepta encantada, y el joven vuelve dentro, saliendo a los pocos segundos, con una copa en cada mano. Con una gran sonrisa en la cara y muchas ganas de conocer a la bella dama, bella y solitaria dama. Pero no aburrida, de eso esta seguro David, con solo mirarla. Gabrielle le coge la copa de su mano y le da las gracias con una mirada sensual y llena de picardía, Gabrielle es así, picara y provocadora.
Para nada, la compañía del joven, ha hecho que ella moviera su preciada posición en la baranda, se siente muy a gusto allí, y ya que la ha visto antes, no cree que verla bajar de ahí arriba cambie para nada su opinión de ella.
Lo que si ha hecho, mientras él fue a por las copas, ha sido subirse los tirantes del vestido, sobre sus hombros. Pensando que quizás pudiera verse más de lo que ya esta a la vista.
El joven, el cual se ha presentado como David, no parece que le importe lo más mínimo, verla así, muy al contrario, parece disfrutar de la ligereza de esa sensual muchacha,  acercando  la mano libre, le roza los pies, con una caricia, unos pies delgados y bonitos.
_Por lo que veo, los zapatos te molestaban dice riéndose David, ¿puedo darte un masaje? Se me da muy bien.
Gabrielle, abriendo mucho los ojos y  la boca entreabierta, asiente a la proposición de David, mientras él, ve en ella, la alegría que le ha proporcionado con su ofrecimiento.
Así pues, se deja coger uno de los pies, y muy despacito va  girando sobre si misma la posición ahí arriba, para ponerse de frente. Y como si fuera lo más corriente en una fiesta como esa, se deja masajear por David encantada, como si lo conociera de toda la vida. Con esta nueva postura, ha tenido que dejar la copa sobre la barandilla, y mantener  los brazos al borde de su cuerpo con las manos apoyadas en la piedra, echando la cabeza hacia atrás, y respirando profundamente.
_Uhmmmmm que perfecta armonía mis pies y tus manos David, me encanta dice ella ¡¡
Su sensualidad la demuestra con todos los movimientos que hace, incluso no juntando las piernas mientras David le masajea el pie. Es perversa, sí.
_Diantres de mujer, tan morbosa y erótica.
David, que se ha desprendido de la americana, para poder moverse con más libertad, va vestido con una camisa blanca de hilo, y pantalón negro. Le toma el otro pie y hace  lo mismo que con el anterior, sin prisa, dejando que ella  saboree el momento. David no pierde detalle de sus piernas, largas y bronceadas. Y dentro de él, va creciendo la pasión por ella y algo más.
En un par de ocasiones, su vestido se ha venido abajo, y ha sido él mismo quien se lo ha recogido, lo suficiente para poder seguir con su masaje.
De pronto, alguien, dentro está llamando  a Gabrielle, vaya, que inoportuno, con desgana, baja de la baranda, y se acerca a la puerta abierta, donde ve a su novio, buscarla.  _Gabrielle cariño, llevo buscándote un rato.
David se ha quedado fuera, y por lo que está  oyendo, esta mujer es la novia del homenajeado. Mira al rincón y ve los zapatos, sonríe pensando que deberá volver a buscarlos y podrán despedirse.
Gabrielle vuelve con la frente arrugada, mostrando su disgusto, y molesta por que precisamente ahora necesite de su compañía, ahora que se sentía tan bien con este chico.
Se calza los zapatos de tacón, no sin agradecerle a David su compañía, y guiñándole un ojo, le propone encontrarse detrás del jardín en diez minutos.
Le besa, y con una mano se levanta resuelta el vestido, para no tropezar, y mirando hacia atrás se desliza dentro del salón, diciéndole “diez minutos”  apenas dejándose oír, pero gesticulando con los labios exageradamente.
David, no sabe que pensar, pero no esta dispuesto a dejar pasar una oportunidad  como esta, así que recoge la chaqueta y echándola sobre su hombro, se dirige hacia el jardín, pasando por el salón y ojeando a derecha e izquierda, la gente allí congregada.
El jardín, es sumamente grande, y para que lo encuentre fácilmente, decide no irse demasiado lejos de la puerta principal, donde sigue entrando gente después de casi tres horas que los emplazaron allí.
David, se sienta en un banco, desde el que ve perfectamente la salida de Gabrielle, ella se percata de la presencia del joven, y corre hacia él, a mitad del camino, se para y se descalza, llegando a su lado completamente muerta de risa.
Vamos, le urge dándole una mano y saliendo hacia la oscuridad, que les brindan los arboles frondosos del jardín. Parecen dos adolescentes escondiéndose de sus padres, Gabrielle, está exultante, y David le sigue sus pasos, encantado.
Al fin, fuera del alcance de las luces, buscan un rincón donde poder quedarse, los cabellos de Gabrielle, luchan por deshacerse del moño alto que llevaba. David le coge un mechón, que le cae por delante de los ojos y se lo aparta. Ella de un tirón se quita la diadema con la que se le mantenía fijo, y deja caer la melena encima de su espalda.
Ella se mantiene muy cerca de la cara de David, y él le pasa el brazo por la cintura, atrayéndola hasta abrazarla, estrechándola en sus brazos. Sus bocas se juntan poco a poco, como si  pidieran permiso para poder tocarse, ninguno dice nada, solo se rinden en un acuerdo tácito para saborear los labios del otro.
Gabrielle desprende un calor, que David no sabe si es por el tramo que han corrido o por la situación. Sin decir nada, siguen disfrutando de sus besos, húmedos y morbosos.
Los tirantes del vestido se dejan caer solos al retenerla apretada contra si, dejando parte del pecho y pezón de Gabrielle a la vista de David. De lo cual ella ni se percata, estaba deseando que David se comportara así, y lo esta disfrutando.
Él, la impulsa de un tirón hacia arriba y ella se abre a horcajadas, subida a su cintura, dando varia vueltas en redondo, con ella abrazada a su cuello y las piernas cruzadas  en torno  a David. Dejándose llevar por el placer que sienten los dos. Las manos de David, van de las nalgas a los muslos de Gabrielle, tanto para asegurarla que no caiga, como para acariciarla suavemente.
Siente la humedad de Gabrielle, y se alimenta de sus olores.
Finalmente, cansados y exultantes de tantas risas, caen desplomados en la hierba, rendidos a las sensaciones tan a flor de piel, y decididos a vivir un paso más en este momento, darse al otro y vivir lo que la vida les ha puesto delante, sin condiciones ni reproches. Sentir todos los matices de la piel, centrados en beberse mutuamente, sin ataduras, sin esperar nada de nadie, solo vivir el momento, gozar del otro, y dejar que el cuerpo empape lo bueno de cada cual, o al menos lo que les produce tanto erotismo.
Los gritos de placer, son  amortiguados por la distancia de la que goza el jardín, impidiendo  que nadie les moleste en este encuentro sexual, en el que se funden.

Lola_Louise

jueves, 6 de diciembre de 2012

El Toro Pensador

                                                  Rambla Cataluña Barcelona

Algo de mi.


Hoy no quiero escribir relatos, me apetece que conozcáis algo de mí. Supongo que os habréis dado cuenta que  me gusta escribir, que lo haga… no quiere decir que transmita o no, por supuesto. Creo que es muy difícil saber hacerlo, yo envidio mucho a los escritores, envidia sana eh, como se suele decir. Con ellos he pasado muy buenos momentos. He leído a diversos autores, desde dramáticos hasta eróticos, pasando por el romanticismo, de cualquier época, tanto españoles como extranjeros, lo que menos me gusta es la novela histórica, no, esa no me gusta, aunque reconozco que es muy importante.
Los libros me han acompañado siempre desde niña, e incluso ahora cuando estoy inmersa en alguno me cuesta dejarlo, diré solo que incluso mientras he estado cocinando lo he hecho con un libro en la mano. Muy mal hecho por mi parte, porque así no le prestas la atención que merece,  ninguna de las dos cosas.
Una de mis ilusiones había sido escribir un libro, bueno un libro no he escrito, pero una novela si, y estoy muy contenta de haberlo llevado a cabo. Como algunos dicen que siempre tenemos que tener unas metas en la vida, yo ahora después de ser madre, escribir un libro y plantar un árbol, en mi caso un rosal, ahora pienso en ir más allá y la siguiente meta será subir en globo, esto me lo estoy pensando un poco, ya que la cosa puede ser algo más peligrosa.
Debe dar mucho respeto estar allí arriba a merced del viento, aunque no dudo que los que se dedican a ello hagan que sea seguro para todos. Está, será una meta que me costara más cumplirla, pero ya la contare si la llevo a cabo. Sabiendo lo obstinada que puedo ser, creo que algún día seré capaz.
Bueno, mientras, me entretengo en este blog, que no se lo que durara pero de momento ahí esta, me queda mucho que aprender, para adecentarlo, pero creo que lo importante es lo que yo pueda escribir, independientemente  de si esta bonito o no, si tiene fotos o gifs en movimiento como tienen otras personas, no llego a tanto  yo. Otra cosa que quería decir, es que me encanta que hayáis comentado mis relatos, no es que mi ego lo necesite y me crea más importante, simplemente es que de esa manera os siento más cercanos a mi, no os sintáis nunca obligados a hacerlo, pero a decir verdad ¡! me gusta ¡¡ Gracias.
Los libros, son esas pequeñas cosas fáciles de compartir con amigos o familiares, también estoy a favor de liberarlos, se le llama bookcrosing, y ya lo he hecho varias veces en estos últimos años, realmente cuando liberas alguno, siempre escoges el que menos cariño o menos te ha gustado, por aquello de no querer desprenderte de los mejores. Recuerdo que mi primer libro liberado fue uno que últimamente esta muy de moda, El Hobbit y me proporcionó una sensación muy placentera. Deje el libro en una escultura de hierro que hay en la Rambla Cataluña de Barcelona, llamada El Toro Pensador, quería ver que hacía la gente, si lo cogería o no, estuve desde la esquina mirando que hacían, una pareja se acercó, lo tomo en sus manos, lo miraron, pero no se atrevieron a llevárselo o no les gustó, quien sabe, no estaban convencidos quizás. Os diré que el libro cuando se libera se le pone unas pegatinas con una numeración para tener un seguimiento de él, si se hace bien puede pasearse por muchos lugares y saber donde está, claro que para ello cada persona que lo tenga y lea, tendría que introducir el código en la web que se le proporciona, y lleva cada libro. Además el libro lleva escrito que es para que se lo lleve la persona que lo encuentra. Finalmente al cabo de unos días, recibí una nota por email desde el movimiento bookcrosing, que habían recibido de la persona que lo había encontrado, diciendo que después de leerlo, lo volvería a liberar para que otra persona lo encontrara de nuevo, a ella le habían hablado de ello, pero nunca antes había encontrado ninguno, por lo que le hizo mucha ilusión.
Luego hice más liberaciones, pero quizás por desconfianza o por que la gente no sabe de ese movimiento  les he perdido la pista.
Bookcrosing España es un intercambio de libros de proporciones infinitas, el primero y único de su clase (dicho eso por sus fundadores).
Mi último libro leído ha sido uno de Màxim Huerta, Una Tienda en París. Hoy en día, cualquiera puede escribir y de hecho lo vemos día a día en la televisión, solo por ser famosos en otro ámbito, ya tienen una editorial dispuesta a editarles, suerte que tienen ellos, que se le va a hacer, para los demás, por mucho que deseemos lo tenemos mucho más difícil.
Pero nunca hay que perder la ilusión, sea como sea, llegara a cada uno su oportunidad.
Comprendo que los libros no tienen la misma importancia para todos, yo con ellos he aprendido cosas que la vida no me habría puesto nunca delante, he viajado a lugares que no he ido personalmente y probablemente no iré jamás. He soñado, he tenido sentimientos hacia personas desconocidas, en fin he vivido momentos agradables y tristes, con solo leerlos. Las nuevas tecnologías nos acercan a ellos también, sin necesidad de comprar el libro.
Pero yo, a pesar de las comodidades que nos reportan, prefiero el libro físico, en mano, al que sobar, oler, llevar donde quiera sin pensar, en si tendrá batería o no. Bueno, acabo ya, porque si no alguno a partir de hoy, igual se lo piensa dos veces en entrar a leerme. Que esto puede ser aburrido. Un Saludo


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Bueno, todo no van a ser relatos, hoy toca poesía...por tocar otros temas. :)


LA VIDA

Al nacer la recibimos,
Disfrutarla de nosotros depende.
La vida es una estación de paso,
Que hay que vivirla al día.
No dejar para mañana las alegrías.
Con ella se puede ser feliz,
O infeliz según lo creas.
Aprovecha lo que aprendas,
En amor y vivencias,
Y si algo no ocurriera,
Sigue adelante con prudencia,
Nunca es tarde   !! Eso dicen ¡¡
Aunque atrás no vuelvas,
El mañana quizás, una sorpresa tenga.
Si es buena, agradécela,
Si es mala, de ella aprende,
Ya que la vida…. la vida es incierta.

Lola_Louise

martes, 4 de diciembre de 2012

El Faro


En la redacción, nos reunieron a todos para darnos nuestros destinos, me tocó acompañar al fotógrafo a cubrir la entrevista del faro en Cabo Vilán, (Camariñas) A Coruña.
No sabía quien sería hasta la tarde, y pedía a Dios que no fuera José, era un pelmazo de cuidado, ojala fuera Alejandro, pero yo era la última que había llegado a la redacción y ya se sabe, no siempre tienes los mejores destinos.
Alejandro era un buen periodista y fotógrafo y por supuesto un buen profesional ummmm pero también muy atractivo.
Deberíamos quedarnos a pasar la noche allí, para ver in situ la experiencia, y no me importaría hacerlo con él en absoluto.
Estuve nerviosa toda la mañana hasta que por fin llegó,  después de cubrir una noticia en la puerta de los juzgados, que lo había mantenido lejos de la redacción casi todo el día.
Pasó por mi mesa y muy risueño me dijo “nena, esta noche quedamos”. Yo le sonreí, siempre era muy bromista y todos le conocían bien, era todo un lujo para mí cubrir la noticia con él.
Así pues antes de salir de la oficina, compramos unos bocadillos y unas latas para poder cenar allí.
Ese día era muy frío y amenazaba tormenta, que lastima, porque una noche clara bajo las estrellas en el faro, hubiera sido un plan exquisito, a pesar de no contar más que con los bocadillos.
Alejandro, gran bebedor de café, sabía cuando llevarse consigo el termo con café bien calentito.
A las seis de la tarde estábamos allí, el oleaje era tremendo y el cielo gris oscuro, no dejaba lugar a dudas que no iba a dar tregua.
Nos esperaban en el antiguo edificio de los fareros, pero deberíamos quedarnos luego solos en el faro.
Estaba emocionada, porque siempre he tenido un sentimiento especial por los faros y después de haber visitado varios en   A Coruña, esta noche la iba a pasar dentro. No era usual este hecho, pero nuestro director había tirado de algún hilo y tenía el permiso necesario.
Tomamos notas y Alejandro hizo toda clase de fotografías, tanto por fuera como por dentro, ya había anochecido y hacía mucho frío, sin remedio iba a ser una noche larga, pero estaba segura que nada aburrida.
Cuando terminamos con todo, teníamos unas horas de descanso, hasta que el día empezara a clarear para seguir con la salida del sol, debíamos plasmar toda la gama de colores hasta que el sol nos regalara su presencia, entonces nos dispusimos a comer lo que habíamos traído, sentados muy juntitos para darnos calor mutuamente. Había una vista preciosa del mar embravecido  y el choque de las espectaculares olas sobre las rocas, daban respeto, por no decir miedo.
El cañón de luz que poseía el faro alcanzaba unos 55 km, lo que en millas marítimas serian unas 28 o 30. Era un faro de interés Turístico Nacional desde el 1933 y se veía desde arriba un tramo peligroso de la Costa da Morte.
Se nos pasaron las horas, más rápidamente de lo que yo creía, supongo que la conversación de Alejandro, dándome detalles de la noticia que cubría esa mañana, me distrajo y le puse atención, para mi casi todo era nuevo, llevaba muy poco tiempo con ellos. Alejandro se relajo tanto, que llegó a adormecerse, yo a su lado sentada, le arrope con las mantas que nos habían dejado, él me sonrió y tiro de mí para que me metiera debajo de la misma manta con él, despredía calor y se estaba muy bien a su lado, se durmió plácidamente mientras yo lo observaba, yo no podía pegar ojo con él tan cerca de mi, quería saborear esos momentos bien despierta, pero sin saber como, me venció el sueño y por unos minutos me dormí.
Cuando desperté él había rodeado su brazo por encima de mi cintura, atrayéndome hacía él, dándome así más calor, no quise moverme y me quede mirándolo, era un hombre muy activo y verlo dormido me dio unas sensaciones maravillosas, parecía más joven, más tierno, más mimoso.
Era tan nervioso que hasta dormido no paraba de moverse involuntariamente, sus manos me apretaban de cuando en cuando para luego dejarlas relajadas de nuevo encima de mi cuerpo.
Sentía atracción física hacía él, pero nos conocíamos muy poco, aunque me trataba como si lleváramos años de compañeros.
Muy lentamente y por un impulso me acerque a sus labios y le bese tan superficialmente que no se dio cuenta, pero a mi me recorrió una electrizante corriente por toda la espalda. Sus labios estaban suaves, húmedos, calientes.
Me sonroje al instante, pensando que menos mal, no se había dado cuenta, no hubiera sabido que decirle si llega a ser el caso. Moderé mi posición al ver que abría los ojos.
Que bien me han sentado estos minutos, dijo al hablar de nuevo. Te habrás aburrido, perdóname pero esta mañana me han tenido haciendo guardia un montón de horas.
Se incorporo, y me acerco un vasito de café, _vamos a tomarlo antes que se enfríe, no quiero que te quedes helada por mi culpa._ me dijo mientras sus manos rozaron las mías, y note como él también sentía atracción por mi, mientras me miraba con mucha atención a los ojos.
Solo había sentido sus labios en los míos, pero me había transmitido grandes sensaciones, seguía notando ese cosquilleo que me había dejado el acercamiento a su boca y su complicidad debajo de la manta hizo el resto.
Así esperamos a que el sol saliera, para poder conseguir terminar el reportaje que habíamos venido a buscar, lo que debajo de la manta pasó, nos gustó por igual y fuimos cómplices del placer que disfrutamos.
Fue una de las mejores noticias que disfrute, hasta más allá de lo profesional.

Lola_Louise



viernes, 30 de noviembre de 2012

Mi Compañera de piso.


Mery, tú siempre dispuesta a salir de fiesta, no te parece que es mal día, mañana nos costara mucho ir a trabajar, podríamos dejarlo para el sábado.
Ni hablar, yo salgo, si quieres vienes y si no ya buscare a alguien que me acompañe.
Esta bien, tu ganas, pero a media noche venimos a casa solas, nada de compañía, si no, no vengo.
Lidia, tú siempre tan pendiente de todo, eres demasiado recta, déjate llevar por una vez, disfruta y acompáñame, veras que sitio más fascinante, conocerás a gente guapa.
Tienes media hora para prepararte _dice Mery_ yo te espero en el bar de abajo, mientras recojo las invitaciones que me ha dejado un amigo para nosotras.
Vale, ya bajo, dame unos minutos… menuda compañera de piso me he buscado, siempre estaría de fiesta, con lo cómoda que estoy aquí, sin hacer nada, que pereza vestirse, bueno mejor no lo pienso más.
Al ratito estoy abajo buscándola….. ¿Dónde se habrá metido?
Hola Lidia. ¿Estas buscando a Mery? _me dice el del bar_
Si, dime la has visto.
Pues acaba de meterse en el lavabo con una chica, y por lo que vi, iba muy contenta.
Pues ya saldrá, es ella quien quiere ir a la fiesta. _Pienso yo_
Mira ya salen.
Si, ya la veo, gracias, hasta luego.
Mery eres imposible, como se te ocurre llevártela al lavabo, aquí delante de todos, no ves que ya murmuran bastante de nosotras, eres demasiado apasionada, pero bueno si tú estas satisfecha yo contenta.
¿Dónde me vas a llevar esta noche? _Le pregunto_
Mery con cara de pilla, me mira y me hace un guiño con el ojo, cuando hace eso, sé positivamente que la fiesta no será para nada aburrida, al menos para ella.
Cogemos un taxi que nos lleva a las afueras, parece una casa particular, nada que ver con lo que me temía, pero solo abrir la puerta aparecen a mi vista varias chicas con poquísima ropa, uffff. ¿Mery que hacemos aquí?
Ella se ríe y me empuja dentro de la casa, al instante veo que es una sesión de fotos, hay varios fotógrafos, no se si conocidos o no, pero las chicas están todas encantadas.
Al vernos entrar se acerca a nosotras un individuo, que es quien  se supone, nos ha invitado.
Hola preciosa __se dirige a Mery, dándole un beso, luego mirándome a mí, sonríe, esperando que yo diga algo.
Hola soy Lidia, la amiga de Mery.
Un placer teneros aquí, tomaros una copa y luego hablamos.
Mery que diantres hemos venido a hacer aquí.
Tranquila, lo pasaras bien relájate, no estés tan tensa, disfruta de esto.
Mientras doy cuenta de todo lo que hay ahí, veo como dos chicas muy guapas, y con la mínima expresión de ropa, posan muy divertidas. Con gestos cómplices y muy animadas.
 Mery está exultante de alegría, y yo me encuentro algo perdida en ese sitio, con más de una docena de personas, lleno de flashes y gente dando ordenes de un lado a otro, posando y cambiándose de ropa en pocos segundos.
Alguien llama a Mery y desaparece dejándome allí sola, sola me siento yo, pero no lo estoy.
Una chica pasa por mi lado y me coge la mano y casi a rastras, me lleva a los vestidores, ofreciéndome una faldita sumamente corta y un jersey eso si, el jersey era más largo que la propia falda, póntelo __me dice. 
Yo, replico al instante __!!Que yo no he venido  a posar¡¡ __ ella ni me escucha, ya esta inmersa en otra cosa, dejo la ropa en su percha, y pienso __si esa cree que yo voy a ponerme eso, va mal.
Pero aparece Mery en ese momento, parece que de lejos me ha oído y riéndose de mí, me suplica que me la ponga que es para una buena causa, solo unas fotos, promete ella sin cesar.
Para hacerla contenta me lo pongo, y mirándome en el gran espejo que hay  allí,  no me veo mal y sonrío.
Ella esta radiante con un biquini, que para mi gusto le falta el doble de ropa, pero reconozco que le queda muy bien, es una chica exuberante, de grandes pechos y esas braguitas que le dejan media nalga fuera, sabe sacarle partido a su cuerpo, siempre lo ha sabido hacer, y las chicas están locas por ella.
Yo sé, de los gustos de mi amiga, pero nunca la había visto tan ilusionada con las otras chicas a su alrededor, estoy segura que esta noche, me tocara volver a casa sola, pues más de una, hará por retenerla con ella.
Y así es como me veo posando y dejándome fotografiar al lado de esas chicas completamente desinhibidas, disfrutando de enseñar sus cuerpos, con gracia.
A Mery no la vuelvo a ver en toda la noche, seguro que estará pasándolo muy bien. O sea, que me vuelvo sola a casa.

Aparece  por la mañana  mientras yo estoy preparándome para salir a trabajar, con una sonrisa de oreja a oreja, dándome mil excusas que ni ella misma se cree.
Yo la miro a los ojos y le pregunto….sinceramente  ¿Estás feliz?  Eso es lo único que importa.
Ella me abraza y me agradece que la trate y la quiera como yo lo hago.
Nada de eso cambiara nuestra amistad Mery, besándola me despido de ella y salgo corriendo a trabajar.

Respetando a los demás, nos respetamos a nosotros mismos.
Para ti Mery este relato.

Lola_Louise


jueves, 29 de noviembre de 2012

La Oficina


__¿Porqué me miras así?....me intimidas y lo sabes.
A Lulú, le molesta que él, la mire fijamente mientras ella esta escribiendo en su mesa de trabajo, se lo ha mencionado varias veces, pero él no consigue quitarle los ojos de encima.
__Lo siento Lulú, pero es que me tienes hechizado, perdóname. 
No es la primera vez, que debe pedir perdón a su compañera de trabajo, desde que ella llegó, a trabajar para esta multinacional, esta constantemente pendiente de ella, no se la puede quitar de la mente, le gusta, pero no sabe como comportarse con ella, y desde luego está seguro que haría lo que fuera para gustarle.
Lulú no suele fijarse en él, pero es tan evidente que está mirándola, que lo advierte aún sin levantar la vista del ordenador.
No es mal chico, al contrario, quizás goza de pocas amigas, y trabajar a su lado le  impresiona mucho.
Lulú es una mujer muy extrovertida, disfruta de la vida y de las ocasiones que esta le proporciona. No está atada a nadie, por lo que hace y deshace a su antojo. Lleva días pensando en darle un escarmiento a ese hombre, que no le quita ojo. No nada serio, al contrario, solo ponerlo en evidencia.
Se sientan en dos mesas cara a cara, pero con distancia entre ellas, por lo que ha decidido, venir hoy algo más sexi a trabajar, haciéndose la despistada, mueve las piernas con toda la intención que él la mire, y no tarda nada en hacerlo, ella como si no le fuera la cosa, trabaja tranquilamente, moviéndose continuamente, y sin mirarlo a la cara. El hombre que solo ha visto parte del muslo de Lulú está ya nervioso, ella con toda la picardía que es capaz, mueve lentamente sus piernas abriéndolas lo necesario para que pueda verla.
 Alguien entra en ese momento a la oficina, y se dirige al compañero, con varios panfletos de una súper oferta, y al mirar al hombre, se da cuenta de lo concentrado que esta en algún punto de la habitación, que ni siquiera se  da cuenta que están hablándole.
Le deja los papeles encima de la mesa, y resoplando, mira a Lulú y con un movimiento de ojos, le indica que ese empleado esta en babia…¡¡
Ella le mira y le da la razón como si nada. Mientras se le escapa la sonrisa, sabiendo en que piensa perfectamente.
Al final de la jornada, el hombre se acerca a Lulú, y haciendo acopio de todo el valor que puede, la invita a tomar una copa. Ella, en ese momento no sabe que hacer, o lleva la broma más lejos o es momento de parar y no aceptar la invitación.
Pero que caray, quizás sea la mejor manera de arreglar la situación, acepta,  y salen juntos hacia un pequeño bar musical que hay al final de la calle, ella ha estado allí alguna vez, y le gusta la música y el ambiente que reina.
Pol, que es como se llama el compañero, se comporta con mucho tacto, y eso a ella le gusta, quizás no será tan mala idea haber salido con él, piensa Lulú.
Se sientan en el sofá de un rincón del bar, y les traen al momento la bebida que han pedido, ella muy sensual en todo momento se quita un gran pañuelo que lleva alrededor del cuello, dejando ver un gran escote, debajo de la blusa se entrevén unos pechos proporcionados y turgentes.
Pol, no deja de mirarla, pero al estar tan cerca se corta más. Aunque disimuladamente sus ojos buscan entre la blusa abierta los pechos de Lulú, menos mal que no tiene que levantarse en ese instante, porque quedaría en evidencia. Ella esta sentada muy cerca, con las piernas cruzadas, lo que hace que la falda deje al descubierto gran parte de ellas. Y porque no, las delicias de Pol.
De fondo escuchan una canción al piano, que realmente hace, de la cita un estupendo conjunto, tanto el sitio como la compañía hacen que Lulú deje de mirar a Pol, como una persona irritante, como los días anteriores.
Por fin parece que Pol, se siente tranquilo con ella, al contrario que en la oficina, se desenvuelve muy bien, y prácticamente Lulú acaba encantada con la cita.
Se despiden en la puerta del bar y es ella, la que toma la iniciativa de besarle suavemente en los labios, y como no podía ser de otra manera provocando al pobre Pol, quien en un acto reflejo, la acerca a su cuerpo, dejándole muy latente que le gusta su compañía y sobre todo su manera de ser.
Ella, mientras entra en su coche, se da cuenta que le ha gustado mucho ese sensual beso y el hormigueo que se ha instalado en medio de sus muslos.

(No siempre lo evidente es certero) O (El cazador cazado)

Lola_Louise

martes, 27 de noviembre de 2012

La clase de cerámica.


Mi primera clase de cerámica, empezó como nunca me hubiera imaginado, tenía dos horas libres a la semana a las que quise emplear para entrar en el mundo de la arcilla.
Siempre me llamó mucho la atención, todo lo que mis manos pudieran tocar, sentir y acariciar. Y creía que sería positivo para mi, saber apreciar toda la sensibilidad de las que están provistas.
Puntual como siempre, me presente en el aula de cerámica, algo perdida, pues me habían dicho que se hacia cargo una profesora y allí  no estaba, en cambio entre los demás alumnos, se movía un chico, dando retoques y consejos, yo desde el marco de la puerta abierta seguí sus movimientos.
Antes que yo terminase de observar el aula entera, se volvió y su mirada se posó en mi, sonrió agradablemente y vino a mi encuentro.
Hola soy Lulú, me presente torpemente, pensé que esta clase la daba otra persona, por esta razón no sabía si entrar o quizás me había equivocado, le espete sin saber que más decir.
Luego me di cuenta, que de entrada me había sentido como una tonta por mi comentario. A quien le interesa más una profesora que un chico tan simpático, como parecía dar muestras este.
El, dio la impresión de no darle importancia a mis palabras, y muy amablemente, me indico que pasara y dejara mis cosas en el espacio destinado para ellas, lejos de las salpicaduras de barro que yacían por aquí y por allí, No me dieron impresión las personas que allí estaban de saber mucho, por lo que debían ser nuevas  en esa actividad.
Haciendo caso a Alex, que fue como se presento el chico, deje mis pertenencias, y me hice con el último delantal que colgaba de la percha, esperando a la última alumna.
Menos mal que yo ya había previsto llevar ropa cómoda para la ocasión. Vestía tejanos y una simple camiseta que ceñía mi cuerpo, quizás demasiado, pero es que me gustaba esa en particular.
A sus indicaciones me senté en el único sitio que quedaba vacío, detrás del todo, al final de la clase.
Alex me dio unos minutos, para que yo me sentara y pusiera cómoda.
Debía sentarme con las piernas abiertas alrededor del torno, Alex le dio al botón y aquello empezó a girar dando vueltas, gracias a dios que no había nada encima, porque yo pensé que era muy arriesgado ponerme directamente allí. Le mire a la cara y vi su gran sonrisa, sus ojos color gris ceniza, que le daban un aire gatuno, el pelo algo largo le caía por la frente, lo que hacía que tuviera que apartarse el mechón a menudo, para despejársela, ese gesto me hizo gracia, y se me escapo una sonrisa, que intente disimularla con un   __ ya estoy preparada… creo__
Acto seguido coloco un trozo de barro en forma de un gran huevo, en medio de la platina del torno.
Sin enseñarme nada previamente me vi tomando el barro con las dos manos y gracias a que daba vueltas muy despacio no hice una barbaridad, aquello se aflojo como si mis manos lo hubieran fundido.
Alex, rio de mi espanto y bordeándome se instalo sentado detrás mio, en un taburete alto.
Sumamente apretado a mí, paso sus manos por debajo de mis brazos hasta alcanzarme las manos, recogiendo el material y volviéndolo a su ser, el huevo… Lo notaba tan cerca que podía incluso oler su cuerpo y el calor que lo impregnaba.
Los demás estaban absortos en su propio trabajo, y no nos prestaban atención, ni nos miraron, cosa que agradecí.
Cerca del torno cerámico había un pequeño barreño con agua, a la que debíamos mojarnos las manos de cuando en cuando, para ir afinando el barro y que no se pegara a las manos.
Cada vez que había que mojarse las manos, él me acercaba al agua al tiempo que empujaba mi cuerpo con el suyo, me pidió que dejara las manos sueltas para que él pudiera sin esfuerzo ir dándole forma al barro mientras daba vueltas el torno sin parar. Así yo iba dándome cuenta del resultado.
El contacto de Alex en mi espalda, no dejaba que me concentrara en la forma que poco a poco se iba formando en una simple jarrita.
Ese chico estaba haciendo, de una simple clase de cerámica, algo tan sensual, que yo no pensaba nada más que en sus manos, se deslizaban entre las mías como parte de mi cuerpo, las sentía suaves, fuertes, sus dedos se movían con gran soltura a pesar de tener cogidos los míos, mi respiración se hizo más profunda por momentos.
Cuando me decidí a asistir a esas clases, no se me pasó por la cabeza que podía sentir tales sensaciones, las que ahora mismo mi cabeza estaba maquinando, deje de fijarme en el torno y empecé a pensar como serian esas manos acariciando mi cuerpo.
Me vi tumbada en la cama con Alex a mi lado, pasando sus manos por mi cuerpo desnudo, ebrio de sensaciones, a la luz tenue de las velas, que decoraban y daban un suave olor a coco que tanto me gusta y la música de fondo, muy suave para no perder ni un solo susurro de la voz sensual de ese hombre, que había entrado de lleno en mis pensamientos.
Sentí mil  sensaciones, mi piel absorbía todo el placer que él me daba, se me erizaba el bello mientras sus manos me recorrían todo el cuerpo, nuestros cuerpos vibraban al unísono y entre jadeos y suaves palabras, desperté de ese sueño al que me había llevado, el hecho de  sentir sus manos sobre las mías.
Supongo que Alex, se dio cuenta que me encontraba muy lejos de allí, inmersa en mis pensamientos, ni me había dado cuenta, que la arcilla había tomado forma de bonito jarrón y yo seguía en babia, de golpe note que me había soltado las manos y como no….yo deje que aquel pequeño objeto, se estropeara por no estar por lo que debía de estar.
Me miro a la cara después de moverse muy despacio y ponerse delante mio y me pregunto que tal lo había visto.
Yo, tenía las mejillas rojas, y la boca entreabierta, parecía despertar de algún embrujo y una sonrisa ilumino mi cara.
Realmente no supe que decir, me temblaba el pulso, mis muslos sentían los músculos tirantes por la posición y el cosquilleo que sentía, era principalmente de placer.
Me recompuse rápidamente y dije que había resultado una grata experiencia a la que con mucho gusto volvería la próxima semana.
Él se quedo mirando la arcilla descompuesta y perplejo de mi satisfacción por aquello, le pareció que iba a ser una alumna algo difícil de sacar partido.

¡¡Salí de allí feliz!! pensando en mi nueva clase de cerámica…..

Lola_Louise

lunes, 26 de noviembre de 2012

Un Relato más...


Sentada  en el  taburete  del bar del hotel, Sabrina sigue esperando a que llegue su marido, han tenido una discusión esta tarde y ella se siente herida, molesta con él, pero piensa, que deben buscar algún modo de terminar con los continuos devaneos del marido.
En contra de los gustos de su marido, ella se ha vestido provocadoramente exprofeso para dejarle claro que ella con su vida puede hacer eso y mucho más.
Mientras espera, un joven de pelo rubio y largo, se le acerca y le susurra algo que ella no entiende, viendo que no contesta el joven se sienta a su lado.
Pide otra copa, para calmar los nervios de la espera, y el joven se ofrece a invitarla, ella se niega a ello, mirándolo de reojo, le dice…no insista joven estoy esperando a alguien, pero gracias de todos modos.
Ella tiene las piernas cruzadas y la falda corta que viste, parece inexistente en esa posición.
A través de la seda de la blusa escotada y sin espalda, se adivinan unos  turgentes pechos,  en conjunto,  se ve una mujer muy sensual, que llama la atención de los hombres.
El joven está pendiente totalmente de  los movimientos de la mujer, y claro está, llega su oportunidad, cuando ella hace un movimiento con las piernas y deja ver totalmente su sexo.
Uaoo, menuda mujer, piensa el joven, Uhmmm con ella perdería el norte y hasta el sur.
Enfadada por la tardanza, se plantea pagarle con la misma moneda, con ese joven que no le quita ojo.
Respira hondo y se dirige al joven, pidiéndole que le acerque una servilleta, y con esa excusa se acerca a él, rozándole con toda la intención de provocarlo y sacando la punta de la lengua mojándose los labios seductoramente.
Para el joven, ese detalle es como si le dieran el toque de salida, y no lo piensa más, despacio muy despacio y mirándola a los ojos, deja posar su mano en el muslo unos segundos, quieta, viendo que ella no le rechaza, sigue subiendo hacia su sexo, ella en ese momento nota como se excita al instante, y deja que la mano se interne más y más.
Su respiración se hace más intensa, y empieza a gemir suavemente, pero le preocupa que alguien se dé cuenta, aunque  está  tan excitada que no puede negarse a tanto erotismo.
El joven que tiene una gran erección, se complace en ver como disfruta la mujer, pero sabe que no pueden quedarse allí.
Por lo que, la coge de la mano, y hace que le siga a la parte trasera del establecimiento.
Sonriéndose, los dos se dejan ir por las sensaciones, saben que  lo  desean y están dispuestos a lidiar con los inconvenientes del lugar.
No se preocupan de que sean vistos, allí no entrará nadie probablemente, por lo que la ayuda a sentarse de un salto, encima  de una pequeña barra obsoleta y arrincona, solo el hecho de sentir el contacto frio del mármol en su sexo, hace volver loca a la mujer, él la desea desesperadamente, y se lo demuestra  besándola ávidamente, y ella le devuelve los besos con la misma vehemencia.
El joven introduce sus manos por debajo de la blusa, llegando a los pechos, deseosos de ser tocados, mientras, va besándole el lóbulo de la oreja alternando con pequeños mordisquitos.
Sabrina, no puede dejar de moverse, está muy excitada, mueve las caderas dándole gran facilidad a las manos del joven, que reptan por su todo su cuerpo.
Sabrina, ha olvidado por completo a  que vino al bar, se ha olvidado de su marido, de su mal humor y sobre todo de los devaneos de su marido, ahora es ella la que está engañándole y no se arrepiente, esta disfrutando como hace tiempo no hacía.
En este momento solo piensa en ella, en el placer que está recibiendo de este joven, su corazón acelerado y sus músculos en tensión, nota el miembro del joven apretando por liberarse, pero él está esperando a que ella se lo pida.
Loca de deseo, le suplica que la folle ya, y el joven con los ojos cálidos y llenos de lascivia se la mira con aprobación y entrando en ella, empieza a moverse primero lentamente y luego con fuerza, haciendo las delicias de Sabrina, que llega al clímax con él…  los dos se dejan caer desplomados.
En unos minutos, se recomponen los dos, entrando en el bar en el mismo momento que el marido llega  buscándola, que raro piensa este, de donde vendrá con ese joven, de pelo alborotado….no quiere ni pensarlo pero su mujer parece completamente renovada, no… ella no seria capaz de una cosa así, se dice a sí mismo para convencerse.
(Todos somos capaces de buscar emociones sexuales, solo hace falta que las deseemos)

Lola_Louise