jueves, 29 de noviembre de 2012

La Oficina


__¿Porqué me miras así?....me intimidas y lo sabes.
A Lulú, le molesta que él, la mire fijamente mientras ella esta escribiendo en su mesa de trabajo, se lo ha mencionado varias veces, pero él no consigue quitarle los ojos de encima.
__Lo siento Lulú, pero es que me tienes hechizado, perdóname. 
No es la primera vez, que debe pedir perdón a su compañera de trabajo, desde que ella llegó, a trabajar para esta multinacional, esta constantemente pendiente de ella, no se la puede quitar de la mente, le gusta, pero no sabe como comportarse con ella, y desde luego está seguro que haría lo que fuera para gustarle.
Lulú no suele fijarse en él, pero es tan evidente que está mirándola, que lo advierte aún sin levantar la vista del ordenador.
No es mal chico, al contrario, quizás goza de pocas amigas, y trabajar a su lado le  impresiona mucho.
Lulú es una mujer muy extrovertida, disfruta de la vida y de las ocasiones que esta le proporciona. No está atada a nadie, por lo que hace y deshace a su antojo. Lleva días pensando en darle un escarmiento a ese hombre, que no le quita ojo. No nada serio, al contrario, solo ponerlo en evidencia.
Se sientan en dos mesas cara a cara, pero con distancia entre ellas, por lo que ha decidido, venir hoy algo más sexi a trabajar, haciéndose la despistada, mueve las piernas con toda la intención que él la mire, y no tarda nada en hacerlo, ella como si no le fuera la cosa, trabaja tranquilamente, moviéndose continuamente, y sin mirarlo a la cara. El hombre que solo ha visto parte del muslo de Lulú está ya nervioso, ella con toda la picardía que es capaz, mueve lentamente sus piernas abriéndolas lo necesario para que pueda verla.
 Alguien entra en ese momento a la oficina, y se dirige al compañero, con varios panfletos de una súper oferta, y al mirar al hombre, se da cuenta de lo concentrado que esta en algún punto de la habitación, que ni siquiera se  da cuenta que están hablándole.
Le deja los papeles encima de la mesa, y resoplando, mira a Lulú y con un movimiento de ojos, le indica que ese empleado esta en babia…¡¡
Ella le mira y le da la razón como si nada. Mientras se le escapa la sonrisa, sabiendo en que piensa perfectamente.
Al final de la jornada, el hombre se acerca a Lulú, y haciendo acopio de todo el valor que puede, la invita a tomar una copa. Ella, en ese momento no sabe que hacer, o lleva la broma más lejos o es momento de parar y no aceptar la invitación.
Pero que caray, quizás sea la mejor manera de arreglar la situación, acepta,  y salen juntos hacia un pequeño bar musical que hay al final de la calle, ella ha estado allí alguna vez, y le gusta la música y el ambiente que reina.
Pol, que es como se llama el compañero, se comporta con mucho tacto, y eso a ella le gusta, quizás no será tan mala idea haber salido con él, piensa Lulú.
Se sientan en el sofá de un rincón del bar, y les traen al momento la bebida que han pedido, ella muy sensual en todo momento se quita un gran pañuelo que lleva alrededor del cuello, dejando ver un gran escote, debajo de la blusa se entrevén unos pechos proporcionados y turgentes.
Pol, no deja de mirarla, pero al estar tan cerca se corta más. Aunque disimuladamente sus ojos buscan entre la blusa abierta los pechos de Lulú, menos mal que no tiene que levantarse en ese instante, porque quedaría en evidencia. Ella esta sentada muy cerca, con las piernas cruzadas, lo que hace que la falda deje al descubierto gran parte de ellas. Y porque no, las delicias de Pol.
De fondo escuchan una canción al piano, que realmente hace, de la cita un estupendo conjunto, tanto el sitio como la compañía hacen que Lulú deje de mirar a Pol, como una persona irritante, como los días anteriores.
Por fin parece que Pol, se siente tranquilo con ella, al contrario que en la oficina, se desenvuelve muy bien, y prácticamente Lulú acaba encantada con la cita.
Se despiden en la puerta del bar y es ella, la que toma la iniciativa de besarle suavemente en los labios, y como no podía ser de otra manera provocando al pobre Pol, quien en un acto reflejo, la acerca a su cuerpo, dejándole muy latente que le gusta su compañía y sobre todo su manera de ser.
Ella, mientras entra en su coche, se da cuenta que le ha gustado mucho ese sensual beso y el hormigueo que se ha instalado en medio de sus muslos.

(No siempre lo evidente es certero) O (El cazador cazado)

Lola_Louise

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