miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Museo


Mientras miraba uno de los cuadros de la sala Rubens del Museo del Prado, note un presencia detrás mio, muy muy cerca, demasiado para ser alguien mirando el mismo cuadro, no quise volverme para no dar muestras que me había dado cuenta de que era observada y que incluso me sentía invadida en mi espacio.
Seguí con el grupo de gente, sala a sala, me había costado un buen rato de cola entrar y no quería distracciones.
Ya en el descanso, que tome mi tiempo para visitar la Cafetería me di cuenta que alguien me miraba con insistencia, pero no le di demasiada importancia, en cambio ahora empezaba a intrigarme quien era esa persona que me seguía.
La sala Rubens, dejo de procurarme placer y curiosidad, para estar pendiente de los que me rodeaban. No veía nadie conocido,  me paré en una de las cuatro columnas de la sala disimulando que buscaba algo en el bolso, poco a poco, fije mi vista en cada uno de aquellas personas, no percibí nada raro en ellos.
Me acerque al cuadro de las Tres Gracias expresamente, con la intención de volverme de golpe a los pocos minutos, así si había alguien mirándome nos cruzaríamos las miradas y advertiría de quien se trataba.
Pero nada, casi me había quedado sola en ese punto de la sala, los demás estaban ya acercándose a otro de los cuadros. Entonces yo me dirigí hacia allí, era un cuadro grande y me impacto la escena. Su nombre era “Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros”, la verdad es que no me gusto nada ese cuadro, aquellos hombrecillos con cuernos, desnudos y con patas de caballo en vez de piernas, me sobresalto aún más, ellas, todas parecían estar asustadas y con pocas posibilidades de escapatoria.
Apreté el paso hasta agruparme con el resto de visitantes, alguien me cedió el paso, al cambiar de sala, yo le mire a la cara respondiéndole con un _gracias, muy amable_ Él me sonrió, y empezó una conversación, sobre lo que  había hecho rezagarme del grupo, parecía un hombre amable e inofensivo, en todo caso ese no era quien me llevaba observando toda de la tarde, él iba acompañado de su esposa en la visita y mi nerviosismo hizo que me juntara con ellos el resto de trayecto.
Pasé más de una hora, sin señales de ser vigilada, cuando ya estaba muy cerca del fin de la visita al Museo, me despedí del matrimonio y seguí derecha a la salida, al salir había anochecido y hacía mucho frío en los jardines. Me dirigí rápida hacia el paseo de Prado, en busca de algún autobús que me llevara al centro.
Había poca gente en la calle, porque la gran mayoría de los visitantes, habían venido en autocar de alguna procedencia seguro que fuera de Madrid, a lo que solo contados visitantes salimos para ir andando. La pintura de los sátiros, seguía en mi pensamiento.
Me acerque a la parada del autobús, no había ni un alma, no me apetecía quedarme allí sola, pero no se veía ningún taxi libre. Oí que alguien se acercaba a través de los arboles y mi corazón se me acelero de miedo y me domino el pánico.
Si esa persona era quien me había seguido en el Museo ¿qué pasaría?
De golpe al salir de la oscuridad y acercarse, oí que llamaba, Ele… Ele… Elenaaa. Al oír llamarme así, tal como me llamaban en la adolescencia, mi miedo dejó paso a la curiosidad, quien era esa persona que me conocía desde esa época de mi vida…..pues nunca más me habían vuelto a llamar Ele.
Le miré, reconociendo a Roberto, un amigo del colegio, y le pregunté, si había estado en el Museo apenas unos minutos antes.
_Pues sí, me contesto, te vi pero no estaba seguro.
Yo ya más tranquila, le aconseje que la próxima vez que le pasara cosa parecida, no actuara así pues me había hecho pasar un mal rato. El pobre, le supo mal mi preocupación y  me propuso ir a tomar algo, para tranquilizarme y charlar de nuestras vidas.

“Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se deberá mostrar.”  (Francisco de Quevedo)

Lola_Louise

2 comentarios:

  1. Es un relato muy interesante por que hasta el final no se save la intencion del relato ,y esto te hace leer mas deprisa para llegar al final.Coincidencias que pasan En el museo del prado todo es posible
    LUC

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  2. En los museos pueden pasar infinidad de cosas.:)

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