domingo, 30 de diciembre de 2012

Fontana de Trevi

                                       
                             Cualquiera sabe que la costumbre de echar una moneda
                              a la fontana de Trevi, esta exento de fundamento, pero
                              nadie se resiste a hacerlo. Es un lugar precioso, donde
                              está día y noche lleno de turistas.

Trastevere

Famosa fachada de la Piazza di Santa Maria in trastevere. Separada del centro de Roma por el río Tiber.
Sus calles son encantadoras y mantienen una fuerte identidad local.

Roma


Otro Relato.


La mar está en calma, el sol sobre el horizonte dándole reflejos y tiñéndolo de colores.
En la distancia, veo brillar alguna cosa, que no atino a ver que es.
Parece una mujer, pero eso es imposible, está a demasiada distancia de la orilla, nadie iría tan lejos sola.
Veo como se acerca rápida a mí, que extraño, no me explico que puede ser.
Algo en mi, hace que me adentre en el mar, en su busca…..¡¡
De donde habrá salido, no me puedo creer que sea algo real, pero sé que estoy despierto, de eso estoy casi seguro. Aunque no recuerdo como vine a parar a la orilla del mar.
Ella me esta llamando con bellas melodías, yo sigo nadando a su encuentro. Voy desnudo ¿Desnudo? Y eso…que extraño. Es una bella mujer, de larga cabellera sedosa y rubia como el oro.
Cuando  estoy cerca, me paro en seco, algo he visto que no entiendo, está nadando, sin mover siquiera los brazos, los mantiene a la altura del pecho desnudo.
Con el sol posándose, tengo poca visibilidad, y tengo que acercarme más a ella para poder verla.
Es fantástica ¡¡ su cuerpo, la parte que emerge del agua es igual a una mujer, pero el resto que mantiene dentro del mar, está cubierto de escamas, escamas plateadas  y brillantes, que se dejan ver al acercarme a ella.
Su cuerpo desprende mil brillos a mis ojos, la veo maravillosa, no sé que hacer, intento hablarle, pero no responde a mis preguntas, solo canta y me eclipsa los oídos con su incomparable voz. Va alejándose a medida que me acerco, como si tuviera miedo.
No deja que me acerque, como me gustaría poder tocarla, acariciarle la espalda hasta llegar a su perfecta cola, es una muchacha joven, de cara risueña. No sabría decir su edad, pero es bella, muy bella, perfecta, la ninfa de mar  que  jamás se haya visto.
Su voz me transforma, ahora sí estoy a su lado, ¿dónde me llevara? me coge de la mano, quiere que la siga, me sumerge en el agua, me lleva hacia las rocas.
Intento tocarla, pero solo deja que la roce tímidamente, me gustaría besar esos labios carnosos, de sonrisa lasciva.
Me mira provocándome, y mi cuerpo, nota toda la sensualidad que contiene esa mirada, dando muestras de creciente excitación.
Sus manos son delicadas, pero me agarra fuertemente la mano, al llegar a las rocas, se desliza en ella suavemente y se queda sentada, colgándole la cola escamada de pez en el aire.
Finalmente creo que me va a dar la oportunidad de besarla, al menos eso parece, extiendo la mano, y la pongo al lado de su cara, juntos mis labios con los suyos, ummmm…que sensación más placentera siento.
¿Quién dijo que las sirenas no existían? Si yo tengo una en mis brazos, acariciándola, mirándola, disfrutándola.

Ringgg Ringgg ….! La alarma del despertador.¡
De un salto me incorporo en la cama, noooooo, estaba soñando, todo fue un dulce sueño. Y precisamente ahora que la tenía en mis brazos, que fustración.
(Hay espejismos que parecen realidad, pero todo se debe a una ilusión óptica.)

Lola_Louise


viernes, 21 de diciembre de 2012

Unos párrafos de algo que escribí.

Los amigos no se buscan, salen a tu encuentro.
La amistad, ni se compra ni se vende...
La cantidad no importa, lo que importa es tenerlos.
Los buenos momentos los recuerdas, los malos que más da.
Disfrutar de ellos te hace rico, rico en vivencias y afectos....

Felices Fiestas
Lola

domingo, 16 de diciembre de 2012

El Amanecer


Eran las tres de la madrugada y yo sin dormir, había tenido un día muy movido y ahora pagaba las consecuencias, me decidí a enchufar el ordenador por si tenía algún correo que me hiciera pasar el rato, no tenía nada divertido, muchos de “si mandas esto a diez amigos veras cambiar tu suerte”. Como si eso fuera posible tan fácilmente, ¿quien se creerá estas cosas?
Pero mira, esto esta bien, había uno de alguien a quien hacia tiempo deseaba ver, me sentí bien después de leerlo, sentía algo especial por esa persona y me alegre de saber de él, era escueto en el mensaje, pero supe que le irían bien las cosas solo por el modo que lo decía, sonreí pensando en los pocos ratitos que habíamos compartido, pero bien aprovechados.
Seguí mirando correos sin mucho interés, mi pensamiento seguía en esa persona, me dije que cuando él quisiera, se pondría en contacto conmigo otra vez.
Era preferible dejarle encontrar su camino sin molestarle, siempre he querido ser respetuosa con eso, aunque a veces soy muy impaciente lo sé.
Esperaría a recibir noticias suyas de nuevo.
Me puse a escribir, eso me gusta y me encuentro a mi misma, escribiendo soy yo y también otra persona, no se describirlo, pero es así.
Cuando me di cuenta del rato que llevaba sentada en el ordenador, me sorprendió que ya amanecía, me levante y me acerque a la ventana a mirar fuera, este día que empezaba iba a ser precioso, las ramas de los arboles se mecían con el viento, se respiraba sano, no había ruidos, solo el canto de los pajaritos anunciando la salida del sol, mi vista alcanzo a ver el rio al fondo del paisaje, haciendo surcos en las orillas y remolinos en la curva, para luego caer por una pendiente rauda hacia abajo.
Mirando el agua correr, hace que mis pensamientos se relajen e incluso, llego a quedar en blanco, sin que ningún pensamiento enturbie el momento, ese correr de agua tiene un poder de somnífero natural en mi.
Cogí una almohada y en el poyete del ventanal, me deje caer encima, con las piernas encogidas, para poder quedarme allí viendo como todos los colores de la naturaleza iban cobrando vida, el reflejo del sol hacía que brillara en el agua y el verde de los arboles fuera más intenso.
Finalmente me quede dormida, encogida, hecha un ovillo, pensando en lo bueno que nos reporta saber que alguien ha pensado en nosotros aunque haya sido unos minutos, el sol calentando mi cuerpo a través de los cristales y soñando que tenía suerte de saber algo de mi amigo, después de tantos días.
Para ti Fede.

Lola

miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Museo


Mientras miraba uno de los cuadros de la sala Rubens del Museo del Prado, note un presencia detrás mio, muy muy cerca, demasiado para ser alguien mirando el mismo cuadro, no quise volverme para no dar muestras que me había dado cuenta de que era observada y que incluso me sentía invadida en mi espacio.
Seguí con el grupo de gente, sala a sala, me había costado un buen rato de cola entrar y no quería distracciones.
Ya en el descanso, que tome mi tiempo para visitar la Cafetería me di cuenta que alguien me miraba con insistencia, pero no le di demasiada importancia, en cambio ahora empezaba a intrigarme quien era esa persona que me seguía.
La sala Rubens, dejo de procurarme placer y curiosidad, para estar pendiente de los que me rodeaban. No veía nadie conocido,  me paré en una de las cuatro columnas de la sala disimulando que buscaba algo en el bolso, poco a poco, fije mi vista en cada uno de aquellas personas, no percibí nada raro en ellos.
Me acerque al cuadro de las Tres Gracias expresamente, con la intención de volverme de golpe a los pocos minutos, así si había alguien mirándome nos cruzaríamos las miradas y advertiría de quien se trataba.
Pero nada, casi me había quedado sola en ese punto de la sala, los demás estaban ya acercándose a otro de los cuadros. Entonces yo me dirigí hacia allí, era un cuadro grande y me impacto la escena. Su nombre era “Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros”, la verdad es que no me gusto nada ese cuadro, aquellos hombrecillos con cuernos, desnudos y con patas de caballo en vez de piernas, me sobresalto aún más, ellas, todas parecían estar asustadas y con pocas posibilidades de escapatoria.
Apreté el paso hasta agruparme con el resto de visitantes, alguien me cedió el paso, al cambiar de sala, yo le mire a la cara respondiéndole con un _gracias, muy amable_ Él me sonrió, y empezó una conversación, sobre lo que  había hecho rezagarme del grupo, parecía un hombre amable e inofensivo, en todo caso ese no era quien me llevaba observando toda de la tarde, él iba acompañado de su esposa en la visita y mi nerviosismo hizo que me juntara con ellos el resto de trayecto.
Pasé más de una hora, sin señales de ser vigilada, cuando ya estaba muy cerca del fin de la visita al Museo, me despedí del matrimonio y seguí derecha a la salida, al salir había anochecido y hacía mucho frío en los jardines. Me dirigí rápida hacia el paseo de Prado, en busca de algún autobús que me llevara al centro.
Había poca gente en la calle, porque la gran mayoría de los visitantes, habían venido en autocar de alguna procedencia seguro que fuera de Madrid, a lo que solo contados visitantes salimos para ir andando. La pintura de los sátiros, seguía en mi pensamiento.
Me acerque a la parada del autobús, no había ni un alma, no me apetecía quedarme allí sola, pero no se veía ningún taxi libre. Oí que alguien se acercaba a través de los arboles y mi corazón se me acelero de miedo y me domino el pánico.
Si esa persona era quien me había seguido en el Museo ¿qué pasaría?
De golpe al salir de la oscuridad y acercarse, oí que llamaba, Ele… Ele… Elenaaa. Al oír llamarme así, tal como me llamaban en la adolescencia, mi miedo dejó paso a la curiosidad, quien era esa persona que me conocía desde esa época de mi vida…..pues nunca más me habían vuelto a llamar Ele.
Le miré, reconociendo a Roberto, un amigo del colegio, y le pregunté, si había estado en el Museo apenas unos minutos antes.
_Pues sí, me contesto, te vi pero no estaba seguro.
Yo ya más tranquila, le aconseje que la próxima vez que le pasara cosa parecida, no actuara así pues me había hecho pasar un mal rato. El pobre, le supo mal mi preocupación y  me propuso ir a tomar algo, para tranquilizarme y charlar de nuestras vidas.

“Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se deberá mostrar.”  (Francisco de Quevedo)

Lola_Louise

domingo, 9 de diciembre de 2012

Más Relatos Cortos


Gabrielle, con una copa de champagne en la mano y mucho calor, sale a la terraza, a tomar el aire y descansar de los zapatos altos que se puso esta tarde. _Mientras esté sola aquí, piensa… me los puedo quitar  un ratito.
Era un compromiso  importante venir al cóctel con Jaime, pero nadie le avisó, que además, su novio tendría un montón de trabajo atendiendo a los clientes, y la dejaría sola tanto rato.
Lleva un precioso vestido de seda azul, largo hasta los pies, la parte de arriba esta ceñida a su cuerpo y con un escote de escándalo. Los tirantes son tan finos que se le clavan en el hombro, por el peso de la larga falda, además va sin sujetador, porque el vestido no permite llevarlo, se  vería por algún lado.
_En la terraza se esta bien, corre aire y no parece que me vean desde dentro, menos mal, así podre desaparecer un ratito del evento. Lastima que no haya una silla donde poder sentarme, pero siempre puedo hacerlo en la baranda, es muy ancha y no hay peligro de caerme, estoy a un metro del suelo y además es el jardín, lleno de césped, húmedo y fresquito, deliciosamente apetecible para tumbarme en él. Me gusta ese olor que despide la hierba mojada, y todas esas pequeñas florecitas de colores que llenan los márgenes del caminito a la entrada. Este sitio es precioso…¡¡
Mientras ella contempla el jardín, desde lo alto de la baranda, no se ha percatado que alguien más ha salido y no está sola.
El joven, se queda fijamente mirándola, sonriente desde el filo de la puerta, ella, sentada con las piernas encogidas al pecho, y el vestido para que no  roce,  replegado encima de sus muslos, dejando las largas piernas a la vista del joven, tiene los brazos levantados por encima de su cabeza, jugueteando con las manos, y bailando al son de la música que algo lejana le llega a sus oídos. El joven que no la conoce de nada, esta rendido a tanta naturalidad como desprende esa mujer, pensando que si hubiera ido con él, no la habría dejado sola ni un minuto.
Sus zapatos tirados en un rincón, le hacen pensar que la chica, estaba deseando quitárselos, esta bellísima ahí subida. Parece que sabe evadirse completamente, al menos esa es la impresión que le da a él.
De repente, algo la ha hecho mirar hacia él, algún ruido que sale de dentro. _Oh,  dice Gabrielle, ¿llevas mucho aquí?
El joven se acerca a ella y se presenta, diciendo que el también esta huyendo del calor y del montón de gente que hay dentro, y ofreciéndose a traer otra copa para cada uno, si no le molesta compartir ese lugar con él.
Ella, acepta encantada, y el joven vuelve dentro, saliendo a los pocos segundos, con una copa en cada mano. Con una gran sonrisa en la cara y muchas ganas de conocer a la bella dama, bella y solitaria dama. Pero no aburrida, de eso esta seguro David, con solo mirarla. Gabrielle le coge la copa de su mano y le da las gracias con una mirada sensual y llena de picardía, Gabrielle es así, picara y provocadora.
Para nada, la compañía del joven, ha hecho que ella moviera su preciada posición en la baranda, se siente muy a gusto allí, y ya que la ha visto antes, no cree que verla bajar de ahí arriba cambie para nada su opinión de ella.
Lo que si ha hecho, mientras él fue a por las copas, ha sido subirse los tirantes del vestido, sobre sus hombros. Pensando que quizás pudiera verse más de lo que ya esta a la vista.
El joven, el cual se ha presentado como David, no parece que le importe lo más mínimo, verla así, muy al contrario, parece disfrutar de la ligereza de esa sensual muchacha,  acercando  la mano libre, le roza los pies, con una caricia, unos pies delgados y bonitos.
_Por lo que veo, los zapatos te molestaban dice riéndose David, ¿puedo darte un masaje? Se me da muy bien.
Gabrielle, abriendo mucho los ojos y  la boca entreabierta, asiente a la proposición de David, mientras él, ve en ella, la alegría que le ha proporcionado con su ofrecimiento.
Así pues, se deja coger uno de los pies, y muy despacito va  girando sobre si misma la posición ahí arriba, para ponerse de frente. Y como si fuera lo más corriente en una fiesta como esa, se deja masajear por David encantada, como si lo conociera de toda la vida. Con esta nueva postura, ha tenido que dejar la copa sobre la barandilla, y mantener  los brazos al borde de su cuerpo con las manos apoyadas en la piedra, echando la cabeza hacia atrás, y respirando profundamente.
_Uhmmmmm que perfecta armonía mis pies y tus manos David, me encanta dice ella ¡¡
Su sensualidad la demuestra con todos los movimientos que hace, incluso no juntando las piernas mientras David le masajea el pie. Es perversa, sí.
_Diantres de mujer, tan morbosa y erótica.
David, que se ha desprendido de la americana, para poder moverse con más libertad, va vestido con una camisa blanca de hilo, y pantalón negro. Le toma el otro pie y hace  lo mismo que con el anterior, sin prisa, dejando que ella  saboree el momento. David no pierde detalle de sus piernas, largas y bronceadas. Y dentro de él, va creciendo la pasión por ella y algo más.
En un par de ocasiones, su vestido se ha venido abajo, y ha sido él mismo quien se lo ha recogido, lo suficiente para poder seguir con su masaje.
De pronto, alguien, dentro está llamando  a Gabrielle, vaya, que inoportuno, con desgana, baja de la baranda, y se acerca a la puerta abierta, donde ve a su novio, buscarla.  _Gabrielle cariño, llevo buscándote un rato.
David se ha quedado fuera, y por lo que está  oyendo, esta mujer es la novia del homenajeado. Mira al rincón y ve los zapatos, sonríe pensando que deberá volver a buscarlos y podrán despedirse.
Gabrielle vuelve con la frente arrugada, mostrando su disgusto, y molesta por que precisamente ahora necesite de su compañía, ahora que se sentía tan bien con este chico.
Se calza los zapatos de tacón, no sin agradecerle a David su compañía, y guiñándole un ojo, le propone encontrarse detrás del jardín en diez minutos.
Le besa, y con una mano se levanta resuelta el vestido, para no tropezar, y mirando hacia atrás se desliza dentro del salón, diciéndole “diez minutos”  apenas dejándose oír, pero gesticulando con los labios exageradamente.
David, no sabe que pensar, pero no esta dispuesto a dejar pasar una oportunidad  como esta, así que recoge la chaqueta y echándola sobre su hombro, se dirige hacia el jardín, pasando por el salón y ojeando a derecha e izquierda, la gente allí congregada.
El jardín, es sumamente grande, y para que lo encuentre fácilmente, decide no irse demasiado lejos de la puerta principal, donde sigue entrando gente después de casi tres horas que los emplazaron allí.
David, se sienta en un banco, desde el que ve perfectamente la salida de Gabrielle, ella se percata de la presencia del joven, y corre hacia él, a mitad del camino, se para y se descalza, llegando a su lado completamente muerta de risa.
Vamos, le urge dándole una mano y saliendo hacia la oscuridad, que les brindan los arboles frondosos del jardín. Parecen dos adolescentes escondiéndose de sus padres, Gabrielle, está exultante, y David le sigue sus pasos, encantado.
Al fin, fuera del alcance de las luces, buscan un rincón donde poder quedarse, los cabellos de Gabrielle, luchan por deshacerse del moño alto que llevaba. David le coge un mechón, que le cae por delante de los ojos y se lo aparta. Ella de un tirón se quita la diadema con la que se le mantenía fijo, y deja caer la melena encima de su espalda.
Ella se mantiene muy cerca de la cara de David, y él le pasa el brazo por la cintura, atrayéndola hasta abrazarla, estrechándola en sus brazos. Sus bocas se juntan poco a poco, como si  pidieran permiso para poder tocarse, ninguno dice nada, solo se rinden en un acuerdo tácito para saborear los labios del otro.
Gabrielle desprende un calor, que David no sabe si es por el tramo que han corrido o por la situación. Sin decir nada, siguen disfrutando de sus besos, húmedos y morbosos.
Los tirantes del vestido se dejan caer solos al retenerla apretada contra si, dejando parte del pecho y pezón de Gabrielle a la vista de David. De lo cual ella ni se percata, estaba deseando que David se comportara así, y lo esta disfrutando.
Él, la impulsa de un tirón hacia arriba y ella se abre a horcajadas, subida a su cintura, dando varia vueltas en redondo, con ella abrazada a su cuello y las piernas cruzadas  en torno  a David. Dejándose llevar por el placer que sienten los dos. Las manos de David, van de las nalgas a los muslos de Gabrielle, tanto para asegurarla que no caiga, como para acariciarla suavemente.
Siente la humedad de Gabrielle, y se alimenta de sus olores.
Finalmente, cansados y exultantes de tantas risas, caen desplomados en la hierba, rendidos a las sensaciones tan a flor de piel, y decididos a vivir un paso más en este momento, darse al otro y vivir lo que la vida les ha puesto delante, sin condiciones ni reproches. Sentir todos los matices de la piel, centrados en beberse mutuamente, sin ataduras, sin esperar nada de nadie, solo vivir el momento, gozar del otro, y dejar que el cuerpo empape lo bueno de cada cual, o al menos lo que les produce tanto erotismo.
Los gritos de placer, son  amortiguados por la distancia de la que goza el jardín, impidiendo  que nadie les moleste en este encuentro sexual, en el que se funden.

Lola_Louise

jueves, 6 de diciembre de 2012

El Toro Pensador

                                                  Rambla Cataluña Barcelona

Algo de mi.


Hoy no quiero escribir relatos, me apetece que conozcáis algo de mí. Supongo que os habréis dado cuenta que  me gusta escribir, que lo haga… no quiere decir que transmita o no, por supuesto. Creo que es muy difícil saber hacerlo, yo envidio mucho a los escritores, envidia sana eh, como se suele decir. Con ellos he pasado muy buenos momentos. He leído a diversos autores, desde dramáticos hasta eróticos, pasando por el romanticismo, de cualquier época, tanto españoles como extranjeros, lo que menos me gusta es la novela histórica, no, esa no me gusta, aunque reconozco que es muy importante.
Los libros me han acompañado siempre desde niña, e incluso ahora cuando estoy inmersa en alguno me cuesta dejarlo, diré solo que incluso mientras he estado cocinando lo he hecho con un libro en la mano. Muy mal hecho por mi parte, porque así no le prestas la atención que merece,  ninguna de las dos cosas.
Una de mis ilusiones había sido escribir un libro, bueno un libro no he escrito, pero una novela si, y estoy muy contenta de haberlo llevado a cabo. Como algunos dicen que siempre tenemos que tener unas metas en la vida, yo ahora después de ser madre, escribir un libro y plantar un árbol, en mi caso un rosal, ahora pienso en ir más allá y la siguiente meta será subir en globo, esto me lo estoy pensando un poco, ya que la cosa puede ser algo más peligrosa.
Debe dar mucho respeto estar allí arriba a merced del viento, aunque no dudo que los que se dedican a ello hagan que sea seguro para todos. Está, será una meta que me costara más cumplirla, pero ya la contare si la llevo a cabo. Sabiendo lo obstinada que puedo ser, creo que algún día seré capaz.
Bueno, mientras, me entretengo en este blog, que no se lo que durara pero de momento ahí esta, me queda mucho que aprender, para adecentarlo, pero creo que lo importante es lo que yo pueda escribir, independientemente  de si esta bonito o no, si tiene fotos o gifs en movimiento como tienen otras personas, no llego a tanto  yo. Otra cosa que quería decir, es que me encanta que hayáis comentado mis relatos, no es que mi ego lo necesite y me crea más importante, simplemente es que de esa manera os siento más cercanos a mi, no os sintáis nunca obligados a hacerlo, pero a decir verdad ¡! me gusta ¡¡ Gracias.
Los libros, son esas pequeñas cosas fáciles de compartir con amigos o familiares, también estoy a favor de liberarlos, se le llama bookcrosing, y ya lo he hecho varias veces en estos últimos años, realmente cuando liberas alguno, siempre escoges el que menos cariño o menos te ha gustado, por aquello de no querer desprenderte de los mejores. Recuerdo que mi primer libro liberado fue uno que últimamente esta muy de moda, El Hobbit y me proporcionó una sensación muy placentera. Deje el libro en una escultura de hierro que hay en la Rambla Cataluña de Barcelona, llamada El Toro Pensador, quería ver que hacía la gente, si lo cogería o no, estuve desde la esquina mirando que hacían, una pareja se acercó, lo tomo en sus manos, lo miraron, pero no se atrevieron a llevárselo o no les gustó, quien sabe, no estaban convencidos quizás. Os diré que el libro cuando se libera se le pone unas pegatinas con una numeración para tener un seguimiento de él, si se hace bien puede pasearse por muchos lugares y saber donde está, claro que para ello cada persona que lo tenga y lea, tendría que introducir el código en la web que se le proporciona, y lleva cada libro. Además el libro lleva escrito que es para que se lo lleve la persona que lo encuentra. Finalmente al cabo de unos días, recibí una nota por email desde el movimiento bookcrosing, que habían recibido de la persona que lo había encontrado, diciendo que después de leerlo, lo volvería a liberar para que otra persona lo encontrara de nuevo, a ella le habían hablado de ello, pero nunca antes había encontrado ninguno, por lo que le hizo mucha ilusión.
Luego hice más liberaciones, pero quizás por desconfianza o por que la gente no sabe de ese movimiento  les he perdido la pista.
Bookcrosing España es un intercambio de libros de proporciones infinitas, el primero y único de su clase (dicho eso por sus fundadores).
Mi último libro leído ha sido uno de Màxim Huerta, Una Tienda en París. Hoy en día, cualquiera puede escribir y de hecho lo vemos día a día en la televisión, solo por ser famosos en otro ámbito, ya tienen una editorial dispuesta a editarles, suerte que tienen ellos, que se le va a hacer, para los demás, por mucho que deseemos lo tenemos mucho más difícil.
Pero nunca hay que perder la ilusión, sea como sea, llegara a cada uno su oportunidad.
Comprendo que los libros no tienen la misma importancia para todos, yo con ellos he aprendido cosas que la vida no me habría puesto nunca delante, he viajado a lugares que no he ido personalmente y probablemente no iré jamás. He soñado, he tenido sentimientos hacia personas desconocidas, en fin he vivido momentos agradables y tristes, con solo leerlos. Las nuevas tecnologías nos acercan a ellos también, sin necesidad de comprar el libro.
Pero yo, a pesar de las comodidades que nos reportan, prefiero el libro físico, en mano, al que sobar, oler, llevar donde quiera sin pensar, en si tendrá batería o no. Bueno, acabo ya, porque si no alguno a partir de hoy, igual se lo piensa dos veces en entrar a leerme. Que esto puede ser aburrido. Un Saludo


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Bueno, todo no van a ser relatos, hoy toca poesía...por tocar otros temas. :)


LA VIDA

Al nacer la recibimos,
Disfrutarla de nosotros depende.
La vida es una estación de paso,
Que hay que vivirla al día.
No dejar para mañana las alegrías.
Con ella se puede ser feliz,
O infeliz según lo creas.
Aprovecha lo que aprendas,
En amor y vivencias,
Y si algo no ocurriera,
Sigue adelante con prudencia,
Nunca es tarde   !! Eso dicen ¡¡
Aunque atrás no vuelvas,
El mañana quizás, una sorpresa tenga.
Si es buena, agradécela,
Si es mala, de ella aprende,
Ya que la vida…. la vida es incierta.

Lola_Louise

martes, 4 de diciembre de 2012

El Faro


En la redacción, nos reunieron a todos para darnos nuestros destinos, me tocó acompañar al fotógrafo a cubrir la entrevista del faro en Cabo Vilán, (Camariñas) A Coruña.
No sabía quien sería hasta la tarde, y pedía a Dios que no fuera José, era un pelmazo de cuidado, ojala fuera Alejandro, pero yo era la última que había llegado a la redacción y ya se sabe, no siempre tienes los mejores destinos.
Alejandro era un buen periodista y fotógrafo y por supuesto un buen profesional ummmm pero también muy atractivo.
Deberíamos quedarnos a pasar la noche allí, para ver in situ la experiencia, y no me importaría hacerlo con él en absoluto.
Estuve nerviosa toda la mañana hasta que por fin llegó,  después de cubrir una noticia en la puerta de los juzgados, que lo había mantenido lejos de la redacción casi todo el día.
Pasó por mi mesa y muy risueño me dijo “nena, esta noche quedamos”. Yo le sonreí, siempre era muy bromista y todos le conocían bien, era todo un lujo para mí cubrir la noticia con él.
Así pues antes de salir de la oficina, compramos unos bocadillos y unas latas para poder cenar allí.
Ese día era muy frío y amenazaba tormenta, que lastima, porque una noche clara bajo las estrellas en el faro, hubiera sido un plan exquisito, a pesar de no contar más que con los bocadillos.
Alejandro, gran bebedor de café, sabía cuando llevarse consigo el termo con café bien calentito.
A las seis de la tarde estábamos allí, el oleaje era tremendo y el cielo gris oscuro, no dejaba lugar a dudas que no iba a dar tregua.
Nos esperaban en el antiguo edificio de los fareros, pero deberíamos quedarnos luego solos en el faro.
Estaba emocionada, porque siempre he tenido un sentimiento especial por los faros y después de haber visitado varios en   A Coruña, esta noche la iba a pasar dentro. No era usual este hecho, pero nuestro director había tirado de algún hilo y tenía el permiso necesario.
Tomamos notas y Alejandro hizo toda clase de fotografías, tanto por fuera como por dentro, ya había anochecido y hacía mucho frío, sin remedio iba a ser una noche larga, pero estaba segura que nada aburrida.
Cuando terminamos con todo, teníamos unas horas de descanso, hasta que el día empezara a clarear para seguir con la salida del sol, debíamos plasmar toda la gama de colores hasta que el sol nos regalara su presencia, entonces nos dispusimos a comer lo que habíamos traído, sentados muy juntitos para darnos calor mutuamente. Había una vista preciosa del mar embravecido  y el choque de las espectaculares olas sobre las rocas, daban respeto, por no decir miedo.
El cañón de luz que poseía el faro alcanzaba unos 55 km, lo que en millas marítimas serian unas 28 o 30. Era un faro de interés Turístico Nacional desde el 1933 y se veía desde arriba un tramo peligroso de la Costa da Morte.
Se nos pasaron las horas, más rápidamente de lo que yo creía, supongo que la conversación de Alejandro, dándome detalles de la noticia que cubría esa mañana, me distrajo y le puse atención, para mi casi todo era nuevo, llevaba muy poco tiempo con ellos. Alejandro se relajo tanto, que llegó a adormecerse, yo a su lado sentada, le arrope con las mantas que nos habían dejado, él me sonrió y tiro de mí para que me metiera debajo de la misma manta con él, despredía calor y se estaba muy bien a su lado, se durmió plácidamente mientras yo lo observaba, yo no podía pegar ojo con él tan cerca de mi, quería saborear esos momentos bien despierta, pero sin saber como, me venció el sueño y por unos minutos me dormí.
Cuando desperté él había rodeado su brazo por encima de mi cintura, atrayéndome hacía él, dándome así más calor, no quise moverme y me quede mirándolo, era un hombre muy activo y verlo dormido me dio unas sensaciones maravillosas, parecía más joven, más tierno, más mimoso.
Era tan nervioso que hasta dormido no paraba de moverse involuntariamente, sus manos me apretaban de cuando en cuando para luego dejarlas relajadas de nuevo encima de mi cuerpo.
Sentía atracción física hacía él, pero nos conocíamos muy poco, aunque me trataba como si lleváramos años de compañeros.
Muy lentamente y por un impulso me acerque a sus labios y le bese tan superficialmente que no se dio cuenta, pero a mi me recorrió una electrizante corriente por toda la espalda. Sus labios estaban suaves, húmedos, calientes.
Me sonroje al instante, pensando que menos mal, no se había dado cuenta, no hubiera sabido que decirle si llega a ser el caso. Moderé mi posición al ver que abría los ojos.
Que bien me han sentado estos minutos, dijo al hablar de nuevo. Te habrás aburrido, perdóname pero esta mañana me han tenido haciendo guardia un montón de horas.
Se incorporo, y me acerco un vasito de café, _vamos a tomarlo antes que se enfríe, no quiero que te quedes helada por mi culpa._ me dijo mientras sus manos rozaron las mías, y note como él también sentía atracción por mi, mientras me miraba con mucha atención a los ojos.
Solo había sentido sus labios en los míos, pero me había transmitido grandes sensaciones, seguía notando ese cosquilleo que me había dejado el acercamiento a su boca y su complicidad debajo de la manta hizo el resto.
Así esperamos a que el sol saliera, para poder conseguir terminar el reportaje que habíamos venido a buscar, lo que debajo de la manta pasó, nos gustó por igual y fuimos cómplices del placer que disfrutamos.
Fue una de las mejores noticias que disfrute, hasta más allá de lo profesional.

Lola_Louise