La playa
nudista.
¡¡Oliver Oliverrr ¡Desde
el montículo del margen derecho de la explanada próxima a la playa llamó a
gritos a mi amigo, justo en el momento que él se dispone a extender su toalla
en la arena caliente de la playa que tanto me gusta, tiene alguna que otra
incomodidad llegar a ella, pero una vez llegas a la arena, es divina, mucho
sitio, la gente se mantiene separada, no solemos aglomerarnos, es común en
todas las nudistas, sabemos respetar a los demás sin invadir su espacio, por
ese motivo me gusta tanto.
¿Oliver que tal? Te vi
cuando subías el puente pero no te di alcance por mucho que me di prisa. Nos
besamos y Oliver me sujeta mis cosas mientras abro mi toalla. mmmm que bien
este sol y poder tomarlo en todo el cuerpo sin ataduras. Rápidamente me quito
el vestido y dejo mi cuerpo a la vista de Oliver. Él a pesar que yo me comporto
con plena naturalidad al principio se siente algo cohibido, es su primer día en
una nudista. Como soy tan blanca de piel, lo primero que hago es pedirle que
por favor me ponga protector por el cuerpo. Oliver esta impresionante con ese
cuerpo tan musculoso, aunque tiene el culo blanco, puede presumir de un
bronceado precioso. En cambio yo a pesar de ser asidua de estas playas, solo
llego a estar de un color sonrosado que eso sí le da mucho luz a mi piel pero
nada de moreno.
El mar esta precioso y
en cuanto hemos terminado con la protección corro hacia el agua tirando fuertemente
de la mano de Oliver. Cuando he puesto el pie dentro he notado que hoy está el
agua mucho más fría que otros días, de un saltito y arqueando mi cuerpo entro
de cabeza, Oliver me sigue sonriente.
El frío, pasa tan
pronto das unas brazadas, me gusta bucear cerca de las rocas llenas de plantas
marinas y pececillos que no sienten ningún miedo y se pasean tan cerca, de
nuestros cuerpos. Hago señales a Oliver para que se acerque a ver entre las
rocas. Cuando no podemos más, salimos a respirar y aprovecho para hundir a
Oliver que lo pillo despistado, para resarcirse es él ahora quien me coge de
los pies para hacerme rabiar. Vamos cogiendo confianza y eso se nota, ha
perdido un poco el azoramiento del principio. Me gusta verlo tan contento.
Cuando me ha besado me ha cogido por ambos lados de la barbilla subiéndome la
cara a la altura de su boca, acercado mucho su cuerpo, y yo me he abrazado a su
cuello y entre los dos hemos calentado hasta el agua que nos rodeaba.
Vamos a la toalla a
tomar el sol anda pícaro….
Tumbados en la arena
saco un libro que llevo en la bolsa, pero no logro concentrarme en la lectura,
sobre todo porque Oliver está pendiente de mí y no deja de mirarme de soslayo.
Entonces decido contraatacar echándome encima para ver si tiene cosquillas, y
bingo¡¡ __He dado en la diana, ¡¡las tiene y muchas¡¡
Entre el juego y el sol
que está haciendo nos sube la temperatura, y nuestros cuerpos perlados de sudor
hacen que debamos volver al agua fresquita a apaciguar la excitación.
Al entrar de nuevo al
agua, me impulso en un salto entrando de cabeza con el cuerpo arqueado dejando
mi culo al aire, por unos segundos es lo único que ve Oliver, __el muy
sinvergüenza, por eso siempre va detrás mío.
Nos hemos pasado toda
la mañana entrando y saliendo del agua pero ahora toca un descanso, nos
tumbamos en las esterillas y propongo hacerle un masaje, Oliver trae aceite de
coco, a mí me encanta el olor, empiezo por los hombros, la nuca y los brazos…A
medida que pasa el día, me alegro más de haber quedado con él, veo que se
siente cómodo. Me animo a bajar por la espalda y el culo, ahora mismo le daría
un bocado mmmm…
No podía dejar las
piernas, ósea que le pido que se dé la vuelta y le doy por delante. Él lo está
pasando bien, no hace falta que me lo diga y yo sigo masajeando, recordándole
que tendrá que mejorarlo, me dice que no pierda cuidado que lo hará. Como estoy
incomoda a un lado, me subo encima sentada en pose de cabalgar en sus
espinillas, así llego mejor desde los muslos hasta la rodilla y desde la
rodilla hasta…donde llego. Aunque viendo cómo va la cosa, propongo irnos al
coche, no vayamos a hacer una escena allí delante de todos.
Recogemos nuestras
cosas y me pongo el vestido, Oliver se pone un bañador y nos dirigimos a su
coche, está aparcado más cerca de la arboleda y mucho más íntimo. Al dejar las
bolsas dentro del coche, Oliver me acerca a su cuerpo, lo siento cálido de las
horas de sol que hemos tomado y caliente del morbo que le produce saberme
vestida pero sin ropa interior… me besa con pasión, no controlada como en la
playa, si no, ya desatada, por lo que ha tenido que aguantar toda la mañana.
Muy discretamente y algo cauteloso me sube el vestido lo suficiente para poner
sus manos en mis muslos, me aúpa encima del capo de coche, se posiciona entre
mis piernas abiertas y nos fundimos en un largo beso donde las lenguas
insaciables recorren de derecha a izquierda, gustosas de saborearnos, que me
enloquece mientras noto su sexo duro empujando virilmente, la cautela deja paso
al frenesí, y toda la prudencia desaparece dándonos alas a la fogosidad que
hemos mantenido a raya en la playa. Y allí mismo, Oliver, me posee haciéndome
vibrar y jadear como la mujer fogosa que soy, sin importarnos lo más mínimo que
puedan vernos.
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