domingo, 6 de marzo de 2016

La Playa Nudista

 La playa nudista.

¡¡Oliver Oliverrr ¡Desde el montículo del margen derecho de la explanada próxima a la playa llamó a gritos a mi amigo, justo en el momento que él se dispone a extender su toalla en la arena caliente de la playa que tanto me gusta, tiene alguna que otra incomodidad llegar a ella, pero una vez llegas a la arena, es divina, mucho sitio, la gente se mantiene separada, no solemos aglomerarnos, es común en todas las nudistas, sabemos respetar a los demás sin invadir su espacio, por ese motivo me gusta tanto.
¿Oliver que tal? Te vi cuando subías el puente pero no te di alcance por mucho que me di prisa. Nos besamos y Oliver me sujeta mis cosas mientras abro mi toalla. mmmm que bien este sol y poder tomarlo en todo el cuerpo sin ataduras. Rápidamente me quito el vestido y dejo mi cuerpo a la vista de Oliver. Él a pesar que yo me comporto con plena naturalidad al principio se siente algo cohibido, es su primer día en una nudista. Como soy tan blanca de piel, lo primero que hago es pedirle que por favor me ponga protector por el cuerpo. Oliver esta impresionante con ese cuerpo tan musculoso, aunque tiene el culo blanco, puede presumir de un bronceado precioso. En cambio yo a pesar de ser asidua de estas playas, solo llego a estar de un color sonrosado que eso sí le da mucho luz a mi piel pero nada de moreno.
El mar esta precioso y en cuanto hemos terminado con la protección corro hacia el agua tirando fuertemente de la mano de Oliver. Cuando he puesto el pie dentro he notado que hoy está el agua mucho más fría que otros días, de un saltito y arqueando mi cuerpo entro de cabeza, Oliver me sigue sonriente.
El frío, pasa tan pronto das unas brazadas, me gusta bucear cerca de las rocas llenas de plantas marinas y pececillos que no sienten ningún miedo y se pasean tan cerca, de nuestros cuerpos. Hago señales a Oliver para que se acerque a ver entre las rocas. Cuando no podemos más, salimos a respirar y aprovecho para hundir a Oliver que lo pillo despistado, para resarcirse es él ahora quien me coge de los pies para hacerme rabiar. Vamos cogiendo confianza y eso se nota, ha perdido un poco el azoramiento del principio. Me gusta verlo tan contento. Cuando me ha besado me ha cogido por ambos lados de la barbilla subiéndome la cara a la altura de su boca, acercado mucho su cuerpo, y yo me he abrazado a su cuello y entre los dos hemos calentado hasta el agua que nos rodeaba.
Vamos a la toalla a tomar el sol anda pícaro….
Tumbados en la arena saco un libro que llevo en la bolsa, pero no logro concentrarme en la lectura, sobre todo porque Oliver está pendiente de mí y no deja de mirarme de soslayo. Entonces decido contraatacar echándome encima para ver si tiene cosquillas, y bingo¡¡ __He dado en la diana, ¡¡las tiene y muchas¡¡
Entre el juego y el sol que está haciendo nos sube la temperatura, y nuestros cuerpos perlados de sudor hacen que debamos volver al agua fresquita a apaciguar la excitación.
Al entrar de nuevo al agua, me impulso en un salto entrando de cabeza con el cuerpo arqueado dejando mi culo al aire, por unos segundos es lo único que ve Oliver, __el muy sinvergüenza, por eso siempre va detrás mío.
Nos hemos pasado toda la mañana entrando y saliendo del agua pero ahora toca un descanso, nos tumbamos en las esterillas y propongo hacerle un masaje, Oliver trae aceite de coco, a mí me encanta el olor, empiezo por los hombros, la nuca y los brazos…A medida que pasa el día, me alegro más de haber quedado con él, veo que se siente cómodo. Me animo a bajar por la espalda y el culo, ahora mismo le daría un bocado mmmm…
No podía dejar las piernas, ósea que le pido que se dé la vuelta y le doy por delante. Él lo está pasando bien, no hace falta que me lo diga y yo sigo masajeando, recordándole que tendrá que mejorarlo, me dice que no pierda cuidado que lo hará. Como estoy incomoda a un lado, me subo encima sentada en pose de cabalgar en sus espinillas, así llego mejor desde los muslos hasta la rodilla y desde la rodilla hasta…donde llego. Aunque viendo cómo va la cosa, propongo irnos al coche, no vayamos a hacer una escena allí delante de todos.


Recogemos nuestras cosas y me pongo el vestido, Oliver se pone un bañador y nos dirigimos a su coche, está aparcado más cerca de la arboleda y mucho más íntimo. Al dejar las bolsas dentro del coche, Oliver me acerca a su cuerpo, lo siento cálido de las horas de sol que hemos tomado y caliente del morbo que le produce saberme vestida pero sin ropa interior… me besa con pasión, no controlada como en la playa, si no, ya desatada, por lo que ha tenido que aguantar toda la mañana. Muy discretamente y algo cauteloso me sube el vestido lo suficiente para poner sus manos en mis muslos, me aúpa encima del capo de coche, se posiciona entre mis piernas abiertas y nos fundimos en un largo beso donde las lenguas insaciables recorren de derecha a izquierda, gustosas de saborearnos, que me enloquece mientras noto su sexo duro empujando virilmente, la cautela deja paso al frenesí, y toda la prudencia desaparece dándonos alas a la fogosidad que hemos mantenido a raya en la playa. Y allí mismo, Oliver, me posee haciéndome vibrar y jadear como la mujer fogosa que soy, sin importarnos lo más mínimo que puedan vernos. 

miércoles, 13 de enero de 2016

La sensual Lulú

Como un relámpago Lulú corre escaleras abajo, se ha dormido esta mañana, y al abrir la puerta se ha encontrado al dueño del piso reclamándole el alquiler, ya son dos meses lo que debe y no está dispuesto a esperar más,  Lulú, le promete que esta noche cuando regrese pagará la deuda. Lo dice más por salir de ahí, que con convencimiento de causa, ya pensará después como lo arregla.
Llega a la estación justo cuando el tren le queda dos minutos para la salida,  no puede con su alma o más bien son los pies, con esos zapatos de tacón alto los que la matan. Da gracias que hoy no va lleno y dando un suspiro, se acomoda en el asiento libre. Delante de ella hay un joven que no le quita  ojo. Por un momento Lulú mira su ropa por si al correr se le ha abierto más de lo normal el escote del vestido. Le encanta como le sienta, pero en más de una ocasión ha dejado a la vista parte de su generoso pecho.
__Todo está en orden, sonríe satisfecha__ Lulú es una chica que aunque no se lo proponga llama la atención, ya sea por la ropa o por su carácter extrovertido, al instante  cae en la cuenta que con las prisas no ha comprado el billete.
__No puede ser ¡no puede estar pasándome esto¡¡__ Mira de reojo a lo largo del vagón derecha e izquierda y se tranquiliza pensando que no es fácil que vaya a pasar ahora el revisor. El viaje dura escasamente media hora, y ella suele repasar la agenda de trabajo durante el trayecto, en cambio, hoy, recuerda lo bien que lo pasó anoche en la cama con sus juegos eróticos en compañía, solo recordándolo y apretando sus muslos se siente excitada.
De pronto una voz muy masculina la hace volver a la realidad __Perdone señorita su billete por favor? Lulú da un respingo con un gesto de incomodidad. El revisor mientras ella reacciona, empieza saludando y picando el billete a los demás viajeros del compartimento. El revisor es un tipo agradable, ella está segura que lo entenderá, lo ha visto en varias ocasiones y espera que no la multe. Lulú se levanta del asiento y sale con él al pasillo, dando las primeras explicaciones. Él, que le encantan las mujeres como ella, alta y esbelta con los pechos grandes se dispone a seguirla, pensando….” A ver qué excusa va a darme” El siguiente compartimento acaba de quedar libre y él amablemente hace ademán con la mano señalando que tome asiento y pueda dejar sus objetos personales en el asiento vacío. Él, primero se queda de pie, pero viéndola tan azorada, aunque  la verdad, es que no parece ser una mujer que se corte por nada, acaba sentándose delante ya que está todo el compartimento vacío, Alan se sienta delante de ella y sus ojos bajan con mal disimulo a las piernas de Lulú, que va vestida con un vestido corto y deja a la vista gran parte de ellas. Lejos de sentirse molesta parece disfrutar del morboso momento. Algo de sus manos cae al suelo y Alan con educación se inclina hacia delante para recogerlo…Lulú abre las piernas justo en ese momento y él no puede más que levantar los ojos ante lo que está viendo. Él es una persona seria, pero ante este despropósito se deja llevar por la excitación y el caos de aquella mujer. Sin más, Lulú empieza a contar que  las prisas por coger el tren ha hecho que olvidase comprar el billete, todo esto se lo cuenta con cara de pena, pero con toda la morbosidad de la que está dotada, seguidamente empieza a coquetear con Alan, que nunca había llegado a imaginar que una cosa así pudiera pasarle. La chica le pide que la ayude y haciéndole señas le dirige al lavabo, Alan que esta atónito y no da crédito a lo que está pasando se encuentra en una situación poco cómoda, acaba de tener una erección que casi le impide pensar con claridad. Una vez dentro del lavabo Lulú que ya estaba excitada pensando en la noche anterior tira de la corbata de Alan para acercarlo a su cuerpo lo cual no es muy difícil dadas las proporciones del lavabo. Es ella quien lo tiene a su merced ya que él aún esta embobado. Apoyando el culo en el frió lavamanos de acero lo que ya de por si la excita sobremanera, levanta y abre las piernas lo necesario para que Alan se pegue a ella y es cuando ve perfectamente lo que creyó una alucinación…. la chica va sin braguitas¡¡ Y se le está ofreciendo sin más. Alan, sin mediar palabra la coge por la barbilla mientras la besa acaloradamente con un desenfreno inusual en él. Sin muchos más preámbulos y en pocos minutos la posee disfrutando sus gemidos de placer.