miércoles, 23 de enero de 2013

Fiesta de Sergio


Habían quedado, en acudir a la fiesta de Sergio disfrazados, a él no le gustaba nada hacerlo y sus amigos pensaron que pasados los primeros momentos de desconcierto, incluso  se lo tomaría bien.
La fiesta se hacía en un restaurante a las afueras de la ciudad, les costó mucho tiempo prepararla sin que él se enterara y claro, tuvieron que engañarlo para que no imaginara nada, solo le contaron que se reunían con unos pocos amigos, porque uno de ellos quería dar a conocer una noticia, él no sospechaba nada y sin nombrar siquiera su cumpleaños, lo organizaron las chicas.
Había una condición para los disfraces, que era: que hubieran dos de cada modelo o sea que repetidos por parejas, a su pareja la disfrazarían de duendecilla, el mismo que llevaría Emma, ella sería la clave de toda la broma.
Sabían que a Sergio le había gustado Emma, mucho antes de conocer a su novia actual, por lo que, era la que más lo conocía y acertaría en la broma, todo bajo la complicidad de Sonia, su novia, por supuesto.
Prepararon su disfraz y el día indicado se plantaron todos, media hora antes de la que llegaría la pareja.
Sus 30 años lo iban a celebrar por todo lo alto. Cuando llegaron ellos dos y vieron a los amigos disfrazados Sergio puso cara de desconcierto, mirando a Sonia, ella hizo como que también le parecía extraño, ya empezó a tensarse un poco, eso no lo había previsto, le ofrecieron el disfraz que le tocaba, primero se negó a ponérselo, pero al final no tuvo más remedio y entre la algarabía de todos claudico. En un primer momento no reparo en la peculiaridad de que eran repetidos, solo al acercarse un chico vestido como él mismo, se dio cuenta.
Las chicas llevaron a Sonia, para que se vistiera y así dejarlo a él con los demás, a nadie se le veía la cara totalmente, o sea que era difícil saber en ocasiones quién estaba allí. Sonia se puso al lado del que vestía igual a Sergio y Emma salió como si acabara de colocarse el disfraz.
Subieron un poquito el volumen de la música, para disimular así las voces, por lo que  debían de subir el tono de voz y eso daba cierta ventaja. Sergio y Emma bailaron bastante rato. Ella hacía por acercársele de cuando en cuando, pero no acababa de darle facilidades para que la besara, a pesar que notaba como la deseaba Sergio.
A la hora de la cena, se sentaron uno delante del otro, mientras cenaban notó que un pie le rozaba varias veces la pierna y supo que era su pareja, que desde delante, tenía ganas de juguetear, él estaba contento de verla así y ya pensaba en la hora de volver a casa. Se sentía a gusto, finalmente lo estaba pasando bien. De pronto miro hacia uno de los lados y vio a una chica con el mismo disfraz que su chica, la duendecilla al brindar con las amigas sentadas a su lado, se cortó ligeramente con una de las copas que se rompió con el choque, vio que alguien le proporcionaba una tirita y se olvidó del asunto. Sergio pensó en lo mucho que le habían gustado los bailes con su novia, parecía muy mimosa y no se había cortado lo más mínimo delante de los amigos, no conocía esa faceta de Sonia.
Lo había excitado en varias ocasiones pero por la música, no era fácil distinguir el tono en el que le hablaba. En la sobremesa llegó la hora de los regalos, entonces le quedo claro: ¡! toda la fiesta era por él.!¡
Siempre atento a su pareja, agradeció a todos el detalle. Por segunda vez miro hacia la chica, que lo estaba mirando atentamente y le pareció que le era muy conocida, ahora sí que tenía ganas de saber quién era, sintió una sensación rara y no pudo olvidarla en un rato, miró a Sonia que reía divertida con un grupo de amigos.
Cuando la fiesta tocaba su fin y ya algunos invitados habían salido, le hizo saber a su pareja que era el momento de irse. Mientras se despedían de todos hubo un momento de barullo, en el cual Emma se escabulló hacia otro lado y Sonia se acercó a él despidiéndose de todos. Quitándose la máscara y subiendo los regalos, Sergio le confeso que nunca hubiera imaginado una fiesta como esa tan estrambótica, pero que lo había pasado bien.
Aunque estaba interesado en la chica disfrazada como Sonia, no le dijo nada. Sabía que la noche no acababa allí, por lo animada que estaba su chica, pensó que le podía deparar alguna sorpresa más….la miró de reojo justo en el preciso momento que ella se miraba uno de los dedos de su mano.
Sergio anonadado supo que la chica que se cortó, era Sonia, con razón le parecía tan próxima. Pensó en los movimientos debajo la mesa y las sonrisitas de la que pensó siempre que era su novia. Pero entonces quien era esa chica ¿?
Sonia se dio cuenta de la cara de sorpresa y se echó a reír, diciéndole que todo había sido una broma de los amigos. Este cumpleaños no lo iba a olvidar en un tiempo.

(¡( > <)!) fiestuki.

Lola_Louise

jueves, 10 de enero de 2013

Lulú y el mar. 2º


Al despertar, Lulú de pronto desconoce el lugar, a medida que abre los ojos, se da cuenta que está en la cama con Olivier, está amaneciendo, se ve entrar el sol por los resquicios de las cortinas del camarote, se siente muy bien, anoche disfruto con su amigo, ha dormido estupendamente, el balanceo del mar da muy buena sensación y la ha dejado relajada. Olivier sigue dormido, y al tener el brazo por encima de ella, no quiere moverse, lo despertaría, por lo que se queda quieta un rato contemplándole de cerca. Tiene unos rasgos muy finos y con esa melena despeinada esta atractivo aun durmiendo. Lulú, piensa que siempre dan ganas de achucharle.
Es muy rubio y de piel blanca, se le nota mucho el sol que tomaron ayer, la incipiente barba le da un aire de malo, que está muy lejos de ser él. La sabana apenas les cubre las piernas, tienen el torso al descubierto, desnudos totalmente, cara a cara, Olivier casi pegado al pecho de ella. Poco a poco Lulú levanta el brazo de él y lo apoya en la cama, intentando no despertarlo, con el fin de poder salir fuera, presiente que hace un día precioso y es su primer amanecer  en un barco, al contrario que Olivier, él está acostumbrado a ello, sale a menudo a navegar.
Con mucha pericia se ha escabullido de la cama sin despertarlo, coge su pareo y envuelve su cuerpo en él, anudándolo  por encima de su pecho.
Al salir fuera el sol la ciega momentáneamente y la brisa hace que el pareo se le abra inundándole el cuerpo de una sensación de bienestar que hace sentirla muy sensual, se acerca a la barandilla de proa mirando a lo lejos, los rayos de sol hacen brillar el azul del mar convirtiéndolo en destellos a sus ojos, se ven diferentes azules y naranjas por el sol, en la distancia el horizonte la devuelve a su lugar, mirando el mar perdería el sentido del tiempo. Le proporciona una paz y una tranquilidad inmensa, no sabe cuánto tiempo habrá estado allí admirando el mar, pero algo en ella le dice que lo ha disfrutado.
No se ha dado cuenta que Olivier ha salido y la está viendo disfrutar de esa libertad que proporciona a todos al verse en esa situación por primera vez. Sonríe, pensando en lo madura que es para todo y en cambio ahora la ve distinta, como una adolescente en su primer día, su cuerpo denota tal entusiasmo….¡¡
Anoche supo hacerlo feliz y él se volcó en ella, fue increíble la cantidad se sensaciones que se regalaron mutuamente. Al despertar y no verla en la cama, por un momento pensó que había estado soñado algo tan real que no era posible.
Viéndola ahí tan ensimismada, se acerca hasta ella, y abrazándola la besa en el cuello, ella se vuelve y abriendo el nudo del pareo lo envuelve con él, para así dejar sus cuerpos desnudos en contacto. Ella agradece el calor que transmite Olivier, sin darse cuenta la brisa empezaba a apoderarse de su temperatura. Lulú se deja mimar y se relaja tanto que el aire hace que el pareo se le escape de las manos, dejándoles desnudos a los ojos del sol.
Despacio, muy despacio se acarician besándose allí de pie, hasta que Olivier le propone bajar de nuevo a la cama y dejar las vistas para más tarde.
Cuan felices se sienten los dos, que libertad, que bien estar, como en pocas horas se han dejado llevar por el camino de la felicidad que para otros es difícil de encontrar, ellos están viviéndola con tanta pasión, sin barreras, sin prisas, sin vergüenzas, sin pudor, sin pensar en el mañana, solo importa el ahora, dejándose llevar por los impulsos, saboreando sus cuerpos sin límite alguno. Sólo el sol y la brisa del mar son testigos de tanto placer.
Lola_Louise                  Deseo que te guste Olivier.

viernes, 4 de enero de 2013

Lulú y el mar.


Mientras Olivier prepara el barco para salir, Lulú llega al puerto, esta salida, a la que la ha invitado su amigo le proporciona un gusto especial, porque nunca hubiera imaginado que lo hiciera. No era usual que él invite a las chicas del grupo porque se conocen muy ligeramente.
Al llegar cerca de la pasarela del barco, con las mejillas arreboladas y sonriente, con solo un bolso de mano y las cosas imprescindibles para su aseo y eso sí, los mejores biquinis que ha encontrado y los más atrevidos, corre para abrazar a Olivier que ha descendido por la pasarela rápido para saludarla, la acerca a su cuerpo y le da un beso.
Ella le da la mano, para terminar de subir los escasos metros que quedan, una vez arriba, lo primero que hace, es quitarse los zapatos y mirar por todos lados, parece una chiquilla.
Olivier la mira y se ríe, le pide que lo acompañe dentro para dejar sus cosas en el camarote, él la atrae hacía si mismo, llegándole el perfume de Lulú, el cual le encanta, la siente fresca y receptiva como siempre, ella es así y no sabe ocultarlo, ni le interesa hacerlo.
Solo preocupa a Lulú, el tiempo que pueda hacer este fin de semana, nunca ha navegado mar adentro y eso si le produce algo de respeto.
Por la radio, alguien los saca del ensueño, e Olivier se dispone a contestar. De acuerdo, en diez minutos ponemos rumbo a Formentera, canal VHF-3, en contacto, recibido mensaje meteorológico, OK.
Vamos le dice a Lulú, ven, debemos levar ancla, luego te enseñare algunas cosas. Lulú apremia detrás de él, no quiere perderse nada, aunque no sepa para que sirve cada cosa, al momento se ponen en movimiento poco a poco van saliendo del pequeño puerto costero, aún pasaran varios minutos para verse en medio del mar, donde seguramente Olivier podrá tenerlo todo controlado y así tener tiempo para dedicarle a Lulú.
Ahora ella esta pendiente de lo que hace él, va vestido con unos jeans oscuros y una camiseta blanca, es muy atractivo, ella lo ve moviéndose de un lado a otro, con el pelo alborotado por el aire, y piensa mordiéndose el labio en lo guapo que es Olivier.
Hace mucho que se conocen, pero nunca habían intimado hasta este extremo, se veían en el mismo grupito de amigos pero poco más, ahora piensa que si la ha invitado será porque se encuentra a gusto a su lado, ella por supuesto esta encantada.
Lulú ha bajado al camarote para cambiarse de ropa, pues no es necesario vestir como ella ha venido aquí, ya están fuera del puerto. Escoge un pantaloncito corto y un pañuelo que se lo anuda detrás tapándose solo los pechos, quiere tomar el sol, a poder ser sin dejar esas marcas que a principio de verano suele pasar si lo tomas con biquini.
Cuando sale, Olivier se la queda mirando y le hace un gesto de agrado, __así mucho mejor.__ Lulú, deja que termine con esto y te hare compañía, le dice desde donde esta él.
Se reúne prontito con ella y trae un par de cervezas frías, también se ha cambiado de ropa, mucho más cómodo y sentándose a su lado, le muestra la bebida que ella agradece poder tomarla fresquita.
Toman el sol largo rato en cubierta y Lulú que se ha quitado el pañuelo  le pide a Olivier que le ayuda a ponerse crema en la espalda. En un principio se siente algo cohibida pero al rato se le pasa, ha venido a pasarlo bien y tomar el sol le encanta, además allí están solos, solo de cuando en cuando ven pasar a lo lejos algún barquito como el suyo, que tranquilidad se disfruta allí.
A Olivier le gusta el carácter de la chica, desenfadado y alegre, con ella se lo pasa bien siempre que coinciden, es divertida y aunque es sensata, suele dejarse llevar por impulsos, ahora mientras le esta poniendo Olivier la crema por el cuerpo se siente muy bien. El sol esta en su punto más álgido, más adelante podrán bañarse en el mar seguramente.
Olivier coge una manguera para refrescarse con ella, Lulú de espaldas a él, oye el ruido del agua y al momento sospecha que se esta mojando y piensa si irá Olivier a mojarla a ella también, pero no le da tiempo a reaccionar, cuando de repente siente el chorrito de agua por la espalda.
Lulú da un respingo y se levanta corriendo para huir del chorro, pero ya es tarde, al levantarse queda expuesta a los ojos de Olivier que la mira con desenfado, riéndose del salto que ha dado la chica. Lulú se mira la única prenda que lleva, mojada de agua riéndose y gritándole a Olivier por su broma. Eso sí, sin perder la sonrisa, le gustan las bromas, se acerca a él con la intención de quitarle la manguera y poder así ella mojarlo también, corren por cubierta riendo como locos hasta que Olivier se deja coger, quitándole la manguera y mojándolo entero, solo así se conforma con dar por terminada la broma y poder seguir tomando el sol.
Se deja caer después satisfecha encima de la toalla de él, la única que ha quedado seca, le mira de reojo, intentando adivinar que piensa él.
Despacio, mientras esta tumbada en el suelo se quita el cortísimo pantalón mojado y cogiéndolo por la cintura se lo ofrece a Olivier, diciéndole __arregla lo que hiciste, anda.
Olivier lo tiende al sol y a pesar de verla ahí tan sensual, se ofrece para traerle algo que ponerse, a lo que ella le dice que por el momento está bien así, luego ya le traerá algo, en caso que no se seque su prenda. Él la mira pícaramente y piensa, que mala es ella ahora, que me va a hacer sufrir pero de deseo por ella.
Cuando el sol va bajando de intensidad, y el agua se encuentra más caliente Olivier le propone un baño, parando el barco, sueltan el ancla y él le acerca su bolso par si  quiere ponerse algo, ella viéndolo algo azorado se pone el tanga del biquini, y desde el borde saltan al agua, disfrutando del remojón después de la sesión de sol.
Lulú ha decidido después del baño, que seria el momento de pagarle con la misma moneda. O sea que empieza a quejarse de que algo le ha picado en el pie, el pobre Olivier no sabe que hacer por ella y la ayuda a subir por la escalerilla empujándola desde atrás, ella va subiendo con quejidos para castigarlo con su broma, al llegar arriba, ya apurado por haber subido empujándole por el culete, que todo sea dicho de paso no le ha quitado ojo, la lleva en brazos hasta la hamaca para poder ver, que le ha picado en el pie. Entonces Lulú muerta de risa lo abraza y le besa, mientras él, se da cuenta que todo ha sido una broma de Lulú.
Lola_Louise